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Esto no es una novela de Domingo Alberto Martínez

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por Rubén J. Olivares

Esto no es una novela de Domingo Alberto Martínez

Esto no es una novela de Domingo Alberto Martínez

El microrrelato nace de la necesidad no cubierta por otros géneros literarios de dar salida a la capacidad narrativa del autor, condensando en unas breves líneas una historia que sea capaz de sorprender al lector. Cada palabra que forma parte de un microrrelato es escogida con sumo cuidado por parte del autor, quien debe hacer acopio del repertorio del vocabulario literario que suele manejar, encajando con delicadeza cada palabra, las cuales se apoyarán o rechazarán en función de su aporte al relato. Si una palabra no encaja con lo que se quiere expresar en tan breve espacio, será amablemente invitada por el resto de palabras que conforman la historia que el autor pretende contarnos a abandonar el texto en espera de encontrar un nuevo relato en el que sea aceptada.

Quien escribe un microrrelato busca generar sorpresa en el lector desde la primera aproximación de éste al texto. En el relato breve no hay tiempo para segundas oportunidades o giros bruscos en la trama, por lo que la primera impresión que se cause en el lector será clave para que éste quede atrapado en la lectura del mismo y no lo abandone prematuramente, pese a la brevedad del mismo. El microrrelato es una suerte de montaña rusa literaria: sorprende al lector la primera vez que se sume en su lectura y lo transporta a un viaje literario que condensa creatividad e imaginación. Es por esto por lo que es tan crucial la selección de las palabras, la construcción de la trama y la sorpresa que aguarda en cada palabra, pues no hay tiempo de volver a causar una segunda impresión en el lector ni postergarla para futuras páginas. El microrrelato es una suerte de primera cita en la que todo debe cuadrar a la perfección si queremos impresionar al lector. Si éste ha gustado, nos brindará nuevas oportunidades a través de la relectura del relato para introducirse en cada recoveco del mismo y lograr desentrañar cada una de las peculiaridades del relato.

Domingo Alberto Martínez no es nuevo en este particular mundo del microrrelato – mucho menos de la novela –, pues en esta revista ya tuvimos la oportunidad de compartir con vosotros su anterior libro de microrrelatos, “Un ciervo en la carretera”. Al igual que en la obra mencionada, su autor nos ofrece una colección de relatos breves – algunos brevísimos – que busca ofrecer al lector nuevas formas de abordar un libro, pues a diferencia de la novela, estos cuentos pueden leerse en cualquier orden y de acuerdo a la apetencia del lector, dado que esto no alterará la trama de las historias que estamos leyendo, pues que cada uno de estos textos es en sí mismo un cuento breve autoconclusivo, sin relación directa con el resto de cuentos que componen el libro. En “Esto no es una novela” lo importante, como nos señala su autor, no es tanto acabar el libro, como disfrutar del viaje literario que nos propone, dejarnos sorprender por la originalidad, la imaginación desbordante y el juego literario que nos propone Domingo A. Martínez, quien, siguiendo la senda de insignes autores como Borges, nos propone la reinterpretación de ciertos cuentos clásicos o mitos, abordados desde perspectivas que el lector no estará acostumbrado a observar, pues siempre nos hemos enfrentados a éstos desde la perspectiva tradicional en la que fueron escritos. Por sus páginas desfilan personajes clásicos como los tres cerditos, Caperucita Roja y el Lobo, Scheherezade, Papa Noel, Dédalo e Ícaro o el mismísimo Zeus, junto a personajes anónimos que bien podríamos ser cualquiera de nosotros.

Lo que une a cada uno de estos relatos es el fino humor que despliega su autor, el derroche de imaginación e inventiva con el que aborda cada relato y la capacidad de sorpresa que nos aguarda al inicio de cada nuevo texto, pues en cada una de estas historias se condensa un universo literario que perdura en la mente del lector tras finalizar el relato, pues es difícil no seguir elucubrando con el destino que los personajes de cada uno de estos cuentos breves pudiera tener, dado que cada uno de ellos podría ser parte de su propia historia independiente y cobrar vida en una novela corta. En cada una de las piezas que componen esta particular sinfonía brilla el estilo literario de Domingo A. Martínez, quien hace gala de un envidiable bagaje cultural en cultura clásica y en la tradición oral de los cuentos tradicionales, además de la actualidad más candente, temas que emplea con maestría, plasmándolos a través de un lenguaje plástico y muy descriptivo con el que logra evocar cada una de las escenas que nos presenta; un libro que es un homenaje a la tradición oral de los cuentacuentos que amenizaban las noches de sus oyentes, de aquellos rapsodas que ilustraban a un público a menudo analfabeto pero que se dejaba embelesar por la imaginación que derrochaban los oradores y narradores de cuentos y mitos. Un conjunto de cuentos, en definitiva, llenos de ingenio y creatividad literaria que arrancarán más de una carcajada a quien se acerque a ellos.

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