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Haiku siberiano de Jurga Vilė, ilustrado por Lina Itagaki.

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por Rubén J. Olivares

Collage de Haiku siberiano de Jurga Vilė, ilustrado por Lina Itagaki.

Collage de Haiku siberiano de Jurga Vilė, ilustrado por Lina Itagaki.

Esta semana os recomendamos la lectura de un cómic de dos autoras lituanas desconocidas para el público español pero que, tras la publicación de esta obra, esperamos poder seguir leyendo. Haiku siberiano es la traducción que de la mano de Impedimenta podemos disfrutar en castellano de la obra de Jurga Vilė ilustrada por Lina Itagaki, dos autoras que nos ofrecen en esta obra el resultado de su primera incursión en el mundo del cómic. Estamos ante un homenaje a todos aquellos lituanos que vivieron la terrible experiencia de ser trasladados desde su país hasta un campo de concentración siberiano durante el mandato soviético de la URSS, justo una semana antes de la invasión nazi que tuvo lugar en junio de 1941, tras la anexión de la URSS de Lituania como nueva república soviética.

En sus páginas podemos revivir la terrible experiencia que estas personas vivieron, a través de los recuerdos del padre de Vilé, Algis, y la abuela de ésta. Todos guardamos en nuestra memoria las terribles condiciones que los campos de concentración y exterminio nazis ejercieron sobre aquellos que fueron deportados a éstos pues los documentales sobre el horror nazi son extensos; algunos recordarán que en España, bajo la represión franquista también se construyeron campos de concentración y trabajos forzados donde iban a parar todas aquellas personas que el régimen franquista consideraba enemigos potenciales de España. Otros sabrán que el régimen soviético encarceló y envió a miles de personas a los horribles campos de concentración y reeducación de Siberia y otras zonas de clima extremo de la extinta URSS, los denominados gulags. Pero pocos, muy pocos – entre los que se incluye servidor –, sabíamos que allí habían ido a parar ciudadanos de los países del Europa del Este acusados por el régimen totalitario soviético de colaboradores nazis. Haiku siberiano nos ofrece un relato desconocido en nuestro país del drama que los lituanos padecieron tras su anexión forzosa a la URSS, anexiones y represiones practicadas con otros países que explican las cicatrices y conflictos latentes que perviven en Europa respecto a Rusia.

La historia que recoge este cómic está narrada a través de la mirada infantil de un niño lituano, Algis, que desde su mirada infantil, repleta de inocencia e incomprensión ante los horrores que tuvo que padecer, nos narra su experiencia en un campo de concentración soviético en Siberia, desde el momento que fue deportado junto a su familia y otros miembros de su pueblo en Lituania, las duras condiciones del viaje que tuvieron que realizar hasta llegar a su fatal destino y la terrible experiencia que la supervivencia en aquel entorno supuso para él como niño y para el resto de prisioneros con los que compartía aquel espacio. En ningún momento del cómic se nos explica el porqué de estas deportaciones forzosas, lo que refuerza la incomprensión y el desconcierto que el protagonista vivió en su momento como niño ante unos hechos traumáticos para cualquiera que los padeciera. El testimonio de Algis está repleto de ingenuidad e inocencia, mezclando desde su mirada infantil el horror que padeció durante esta experiencia junto a hechos propios de la fantasía y la imaginación a la que recurría para escapar del horror que vivió, algo que queda reflejado fielmente en este cómic en el que podemos leer y ver – gracias a las ilustraciones de Lina Itagaki- como era el día a día en este campo de concentración y cómo la imaginación de Algis le ayudaba a aliviar el horror diario que padecía. El testimonio de Algis, pese a corresponderse con el de un niño, resulta tremendamente fiel, lo que hace que nos estremezcamos y conmovamos más si cabe, al estar leyendo y reviviendo el sufrimiento de un niño que no podía comprender qué mal habían hecho para merecer semejante castigo. Un testimonio que resulta escalofriante a ojos de un adulto, capaz de desentrañar la realidad que las bellas imágenes que ilustran el libro esconden entre las metáforas y el simbolismo que se encierra en sus páginas.

Haiku siberiano es un cómic que encierra una cruenta historia basada en hechos históricos, en la que vamos desgranando la historia de supervivencia que sus protagonistas tuvieron que superar en un entorno y unas condicionas inhumanas, pero que sin embargo está redactado e ilustrado para un público infantil, lo que facilita la comprensión del mismo entre el público al que va dirigido. No obstante, como sucede con todas las obras dirigidas al público juvenil que acaban convirtiéndose en clásicos, esta obra tiene diferentes niveles de lectura que permiten interpretaciones adaptadas al lector más joven, pero también al adulto, que será capaz de desgranar el horror que el lenguaje infantil, los juegos inocentes de sus protagonistas y las coloridas y sencillas ilustraciones esconden, pues tras un obra con una alta carga lírica y poética se esconde la trágica historia de la memoria de un pueblo que sufrió el desgarro de la separación de su tierra natal y la cruenta represión.

Jurga Vilé construye una historia entrelazada a partir de pequeñas anécdotas, en un relato a medio camino entre el diario de un joven y la charla informal, que dota de vivacidad al relato, con un lenguaje cargado de simbolismo y poesía, muy simple y directo, como lo narraría un niño, lo que le dota de más emotividad y refuerza lo narrado, facilitando su lectura a todo tipo de lectores, favoreciendo que las injusticias y la represión vividas sean conocidas por las nuevas generaciones para que no vuelvan a repetirse.

Este trabajo se ve reforzado por las ilustraciones de Lina Itagaki, que dota a sus dibujos de una versatilidad, sencillez y frescura que encajan perfectamente con el relato de Vilé, logrando que las escenas dibujadas encajen perfectamente tanto con los momentos más realistas como fantasiosos que Vilé nos narra. Sus trazos consiguen transmitir la emotividad y las sensaciones que vivieron sus protagonistas, generándonos un nudo emocional.

Haiku siberiano es una refrescante sorpresa, pese a lo crudo y terrible de lo narrado en sus páginas, que nos invita a profundizar en la terrible historia reciente de una Europa que creemos libre de la barbarie a pesar de haber sido testigo de las más terribles atrocidades cometidas por un ser humando contra otro, redactado de una forma sutil y poética que puede ser compartido tanto por los más jóvenes de la casa como por los adultos, quienes pueden aprovechar su lectura para explicar la importancia de la tolerancia y la defensa de la libertad como herramientas para huir de los horrores del totalitarismo.

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