La conciencia desdichada de Benjamin Fondane
por Rubén J. Olivares
Entre la bruma de la filosofía existencial que dominó el s. XX emergió de la mente de Benjamin Fondane “La conciencia desdichada”, obra maestra del existencialismo a través de la cual Fondane ofrecía sus propias respuestas a las preguntas existencialistas que dominaban la Francia de los años 40-50. Joven poeta y crítico literario de origen rumano se expatrío a Francia en 1923, donde desarrolló su obra filosófica. La línea filosófica de Fondane conecta con la de otros autores existencialistas de profundas raíces cristianas, para quienes la ausencia de Dios en la vida cultural contemporánea, sustituida por el racionalismo que el positivismo científico impuso, marcó su pensamiento.
Los inicios de la filosofía de Fondane beben del espíritu subversivo del dadaísmo, lo que le hizo reorientar sus reflexiones hacia la idea del absurdo, con un enfoque cargado de ironía e irracionalismo influenciado por el filósofo ruso Leon Chestov. La obra de Fondane trata de dar respuesta al divorcio existente entre la “realidad” construida por la cultura racionalista y el concepto filosófico del ser, entre el conocimiento racional y el sentimentalismo de los poetas y místicos judeocristianos, pero también grecolatinos. “La conciencia desdichada” es la respuesta de Fondane al intento de comprender la lucha interna del individuo en un mundo fragmentado y en constante tensión. A través de una prosa poética y un análisis profundo de la condición humana, Fondane nos invita a sumergirnos en las raíces de la infelicidad y la búsqueda del sentido de la existencia.
En el corazón de “La conciencia desdichada” late la exploración del concepto de «escisión» o ruptura entre el individuo y su realidad. Fondane describe esta separación como una experiencia dolorosa y alienante que surge de la confrontación del “yo” con el universo finito y limitado de su existencia, en contraste con la infinitud y la perfección anheladas por su espíritu. Esta dualidad genera una profundo desasosiego y sentimiento de inadaptación, pues el individuo es incapaz de reconciliar el ideal de su ser, del que toma como modelo al espíritu, con la realidad mundana.
A lo largo de este ensayo, Fondane nos muestra la dualidad entre dos tipos de conciencia desdichada aparentemente divergentes: la estoica y la cristiana. La primera conecta con el mundo pagano, enfatizando la resignación y aceptación del orden natural, a pesar de reconocer la imperfección del mismo. La segunda, anclada en la fe cristiana, aspira a alcanzar la trascendencia y la unión con Dios, pero choca en su propósito con la culpa y el pecado. Ambas conciencias coinciden en mantener al individuo atrapado en una lucha constante entre el deseo de unidad del ser material con el espíritu y la realidad de la dualidad que los mantiene separados.
En el pensamiento de Fondane, el mito cobra una especial importancia como elemento crucial en la búsqueda del ser. Los mitos, a través de sus relatos alegóricos, permiten al individuo comprender su realidad y el lugar que ocupa en ella. Representan la anhelada unidad entre el yo y el mundo, entre lo finito y lo infinito. No obstante, el autor reconoce que el mito es también la materialización de la conciencia desdichada, pues refleja la imposibilidad de alcanzar plenamente esa unidad en la realidad mundana.
¿Cómo podemos huir de esta conciencia desdichada? Fondane nos responde que la poesía puede ser un medio para escapar de este sentimiento que nos abruma. Mediante el lenguaje poético, el individuo logra transcender las limitaciones de la realidad mundana en la que se mueve y transcender al plano de la verdad y la belleza absolutas, entes del reino de las ideas. La poesía, por su capacidad de transfigurar la experiencia y desnudar la realidad hasta revelar lo esencial, ofrece un atisbo de la unidad anhelada por el ser humano.
«La conciencia desdichada» es una reflexión filosófica compleja y conmovedora, que analiza minuciosamente la complejidad de la condición humana. Mediante un análisis literario y filosófico, Fondane nos guía a través del tortuoso camino que nos conduce hasta la búsqueda del sentido de nuestra existencia y la deseada unidad del ser con el espíritu haciendo frente a la alienación y enajenación que acompañan al ser humando a lo largo de su vida, especialmente cuando se para a reflexionar sobre el sentido de su existencia. Este ensayo nos invita a reflexionar sobre nuestra existencia y a hacer frente a dicotomías que nos dominan.
El ensayo de Fondane no es sólo una obra que merezca ser leída por su valor filosófico, sino que constituye en sí misma una pieza literaria de marcado lirismo. Fondane nos plantea sus reflexiones existencialistas a través de una prosa poética que envuelve al lector en una atmósfera de abstracción, reflexividad e introspección, permitiendo que sus ideas penetren en el lector y planteen a éste preguntas que le harán cuestionar sus propias creencias y valores. Fondane ha ejercido una notable influencia en las corrientes de la filosofía existencialista, cobrando especial relevancia en la actualidad en un mundo dominado por la alienación y la búsqueda de un sentido espiritual y filosófico a nuestra vida, en un mundo asediado por la caída de los valores tradicionales, cercado por la fragmentación ideológica y los cambios constantes. Para aquellos que buscan una guía con la que hacer frente a la complejidad del ser humano y el deseo universal de transcender, “La conciencia desdichada” supone una buena obra de referencia mediante la cual iniciar la exploración del sentido del ser humano y de su existencia. Ahora bien, quedan advertidos que acercarse a “La conciencia desdichada” de Benjamin Fondane puede hacerles cambiar la perspectiva vital que hasta la fecha mantenían. Del lector dependerá si este es un cambio positivo o negativo.