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La playa de los narcisos de Mado Martínez

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por Ana Olivares

La playa de los narcisos de Mado Martínez

La playa de los narcisos de Mado Martínez

Narciso se ahogó por querer atrapar su reflejo.

 

En esta ocasión os hablaremos de una novela policial con tintes de thriller, que nos habla del mito griego de Narciso. Esa personalidad psicópata que suelen tener los malotes de ficción, enamorados de sí mismos y siempre justificando sus hechos. Sin embargo, su protagonista también encaja en esta descripción, dada su compleja trama personal de víctimas que la ayudan a sentirse poderosa. Quizá esto es lo que más me ha fascinado de su lectura, que su protagonista, pese a ser la policía encargada del caso, comparte muchos secretos, al igual que el asesino, incluso la propia víctima de asesinato. El tercer elemento es Lena, una mujer con antecedentes paranoides que se ha topado con el cadáver en la playa, y teme hacer frente a este hecho para no escarbar en ese pasado turbio del que ha logrado salir.

La inspectora Estela Muñoz y su ayudante o compañero Roberto Martínez, son los encargados de llevar a buen término la resolución del caso de esa desconocida que nadie ha reclamado. Su relación es puramente laboral, en realidad la primera detesta al segundo, no es lo suficientemente bueno en su trabajo, pero la hace destacar y eso le gusta. La agente Muñoz es bastante tóxica con él y hace hincapié en su superioridad intelectual cada vez que se le presenta la oportunidad. Pequeñas afrentas diarias, desprecios y denigración personal, que Martínez debe tragar y autogestionar como pueda, ya que no puede enfrentarse a su clara superior. Por su parte, Estela disfruta flagelando verbalmente a éste, tampoco se siente mal por ello, sabe que lo necesita de algún modo, ya que encaja en el personaje que ella misma se empeña en crear, la hace más grande, mas perspicaz. A pesar de estar felizmente casada, también antepone sus deseos o necesidades físicas y psíquicas a su familia. Le ofrece tan sólo lo estrictamente necesario a su servicial y comprensivo marido, y si no es suficiente, se lo inventa, ya que no quiere renunciar ni a él, ni a sus conquistas. Al igual que hace con sus amantes, a los cuales mantiene al margen de su vida, pero los retiene a lo largo de los años con mentiras. Y es que bastante duro es su trabajo como para tener que renunciar también a esos placeres privados que la mantienen viva, y más ahora que ronda los cincuenta. A su alrededor tampoco destacan demasiados amigos o amigas, ya que se dedica por entero a ella misma. Este perfil psicológico en parte, guarda relación con la de un psicópata narcisista, el cual está dispuesto a sacrificar a todos y a todas para lograr su propósito. A su vez, entra el paralelismo de la mujer que ha encontrado el cadáver, ya que se trata el tema de las enfermedades mentales y de cómo éstas afectan a la vida de las personas en todos los ámbitos sociales. Todos guardan secretos, ninguno quiere caer en la trampa de los fantasmas del presente o pasados, y se guardan mucho de no ser vistos como realmente son. Sí he de hacer distinción entre una persona con problemas mentales reales y otra que es un psicópata por naturaleza; pues este en cuestión no tiene ningún problema mental, tiene la capacidad de planear y de reconocer los hechos que desarrolla, por lo que no podemos considerarlo un enfermo u enferma real. Por el contrario, Lena sí ha sufrido problemas mentales a causa de una traición y por su naturaleza más sensible y bondadosa, y a consecuencia de ella sabe lo que es ser internada en una institución para enfermos mentales. Ya ha cumplido su condena, y ni loca está dispuesta a renunciar a la vida que ha recuperado por un caso aislado que le ha traído recuerdos más que dolorosos.

Me ha gustado mucho la trama. Aborda distintos temas derivados del tema principal, y al entremezclarse con la vida privada de nuestra agente, nos da mayor juego. Otro de los puntos fuertes de la novela es su ambientación. Escenarios muy familiares de la Vega Baja, Elche, Alicante, Benidorm y toda la zona costera del suroeste Mediterráneo. Ha sido toda una casualidad deliciosa ya que esta lectora nació allí y le ha resultado fácil evocar cada escenario que se describía. Aparte, da mucha alegría ver representadas dichas ciudades en un libro, como que se aprecian de forma más especial aún. La sensación de aridez o el salitre que se respira en ellas casa muy bien con una investigación policial algo agotadora pero sorprendente. Se percibe bastante real dentro de esta ficción, y tampoco contamos con personajes extremadamente inteligentes o genuinos, algo que se agradece ya que acentúa aún más su credibilidad. La narración es directa, con matices sentimentales y perceptivos que atrapan al lector, dentro de una trama que irá creciendo y ganando intensidad a medida que avancemos en su lectura. Una novela que se disfruta, que te deja momentos de intriga y, sobre todo, que crea la necesidad de continuar sin descanso hasta esclarecer el caso.

Si te gustan los thrillers sinceros, crudos y con personajes de lo más humanos, esta es tu lectura. Además, ahora que se acerca el verano y el calor empieza, es el momento perfecto para disfrutar de esta singular novela policial que te transportará hacía las aguas cristalinas del Mediterráneo.

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