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Negro tal vez de Attila Veres

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por Lara Vesga

Negro tal vez de Attila Veres

Negro tal vez de Attila Veres

“Estos cuentos te vuelan la cabeza”. Mariana Enríquez sobre «Negro tal vez».

Así de primeras, la faja publicitaria de «Negro tal vez,» con esa frase en letras grandes y en mayúscula de la escritora argentina Mariana Enríquez, descubridora (alabada sea) para el lector en lengua española del Attila Veres y prologuista del susodicho libro de cuentos, atrae como el poderoso canto de las sirenas.

Algunos dirán que esto ocurre muchas veces y que luego todo queda en agua de borrajas. No es este el caso. Literalmente coincido con la autora argentina en que estos cuentos son un bombazo y tienen el don de construir un universo único y absolutamente siniestro que aterra aún más al comprender que está súper al alcance de la mano porque, al fin y al cabo, toma como punto de partida el malestar existencial que recorre nuestra era y con el que todos nos sentimos identificados de un modo u otro.

«Negro tal vez» es una antología brillante de doce cuentos de terror contemporáneo psicológico, rural, cósmico y sobrenatural con una calidad sobresaliente y unos toques de humor negro que cautivan y dejan mal cuerpo a partes iguales, aunque como suele decirse, sarna con gusto no pica. Nunca había leído nada parecido a los relatos de Attila Veres (Hungría, 1985). Asombrosos y originales, estos cuentos harán las delicias de todos aquellos amantes del género del terror, con el cuajo suficiente para digerirlos y disfrutarlos. Aunque mi recomendación va dirigida a cualquier tipo de lector, puesto que más allá del género y la temática, lo cierto es que la prosa y el estilo son brutales y los cuentos están sin ningún género de dudas magníficamente escritos.

Abre la colección Morder a un perro, protagonizada por una pareja que se ha conocido en Tinder y cuya relación comienza a torcerse cuando él descubre que ella se dedica a atacar a los perros del barrio cada noche. Aquí el autor comienza a sentar las bases de lo que luego nos iremos encontrando: historias que pasan de la rutinaria cotidianeidad al terreno de lo macabro y lo sobrenatural.

Ciudad de niebla, el segundo cuento, es mi favorito. Para mi gusto él solito da para una novela, y cuenta la historia de una banda de rock tan underground que nadie parece haberla visto nunca en ningún concierto y cuyo rastro persigue hasta la obsesión un escritor que pretende centrar su libro en el esquivo grupo.

El tiempo que le queda es una especie de Toy Story siniestro en el que unos muñecos de peluche no es que vivan, sino que se mueren, mientras sus dueños, un grupo de niños, intentan asimilar su muerte y sobrellevar el luto.

Veres comienza a dar rienda suelta a lo grande a lo sobrenatural en el cuarto y quinto relatos: No es mamífero y Retorno a la escuela de medianoche consiguen una atmósfera perturbadora y delirante que ya comenzaremos a percibir como marca de la casa del autor.

Dormiremos en la nieve y Multiplicado por cero nos trasladan a dos viajes de ocio: el primero protagonizado por una pareja cuyo hotel encierra de todo menos tranquilidad y relax; el segundo por un oficinista harto de su cuadriculada vida y ávido de emociones fuertes que se apunta a un viaje de una agencia que avisa, sin paños calientes, que no garantizan que se vuelva vivo del mismo.

En El complejo Ámbar una aparente cata de bebidas acaba transportando a sus degustadores a otras dimensiones mientras que La máquina de color sangre nos muestra un cruel mundo de cuyos engranajes no podemos escapar.

Mi subcampeón de esta colección es El cielo lleno de cuervos, y luego Nada en absoluto, donde un músico de heavy metal se niega en redondo a ocupar el maléfico puesto al que estaba destinado desde el nacimiento, para desgracia del demonio que le acompaña siempre.

Las referencias a Lovecraft, referente del autor, aparecen en Está entre vosotros, el penúltimo cuento que protagonizan tres adoradores de una extraña religión. Cierra la antología Negro tal vez, que titula el libro y que es bizarro hasta unos límites insospechados: habla de una familia de urbanitas que deciden pasar unos días en una zona rural hospedados en la casa de unos agricultores que les ofrecen rancho, cama y participar en unos rituales harto extraños y espeluznantes.

Da igual el orden en que se lean, en principio los cuentos no tienen nada que ver unos con otros, aunque ojo porque hay más de una referencia desperdigada aquí y allá a personajes y situaciones de unas historias que se mencionan en otras. Todavía con una pierna en este mundo y otra en el de Veres, no solo recomiendo adentrarse en su universo, sino que espero con ansia que «Negro tal vez» solo sea su génesis.

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