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Perro negro de Miguel Ángel Oeste

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por Elena Cruzado

Perro negro de Miguel Ángel Oeste

Perro negro de Miguel Ángel Oeste

Nada más empezar a leer Perro negro me topo con una frase que me hace coger el lápiz. Dice así: «los deseos son perversos cuando se cumplen fuera de tiempo, sí, pero sobre todo porque están cargados de la peor de las tristezas una vez cumplidos». La releo y la subrayo sin ser del todo consciente de que en esas pocas palabras está la esencia de la segunda novela de Miguel Ángel Oeste, publicada por Tusquets.

Encontramos en sus páginas una historia de sueños, obsesiones y tragedias que forman un triángulo perfecto en el que los unos no pueden vivir sin los otros. Pero también de fantasmas.

A través de unos personajes complejos, atormentados por pertenecer a familias disfuncionales, Miguel Ángel Oeste trata de perfilar la enigmática figura de Nick Drake, cantautor británico que aspiraba a convertirse en una promesa del folk y que murió antes de ver su sueño hecho realidad. Su música no tuvo éxito en vida, en parte debido a su excéntrica personalidad —evitaba los conciertos, las presentaciones y las entrevistas— pero hoy en día es considerado como uno de los grandes artistas del siglo XX por la crítica.

Drake llegó a la vida del autor a finales de los 90, a través de un amigo que le descubrió la canción River Man. Miguel Ángel Oeste describe ese momento como un flechazo y años después, en 2014, escribió la primera versión de esta novela, que por entonces tituló Far Leys en honor al nombre de la casa familiar del cantante en la que falleció. En ese momento, el libro no tuvo muy buena acogida, así que en 2023 decidió reescribirla. El resultado, Perro negro, es una novela narrada a distintas voces que tienen algo en común con el autor: la fascinación en torno a la figura de Drake y la necesidad de profundizar en el conocimiento de su opaca personalidad.

El poco material existente sobre la vida de Nick Drake, del que apenas hay fotografías, inspiró a Oeste a escribir la historia de Janet —una fan incondicional del cantante que se convirtió en su sombra mientras vivía, y que se recluyó en la oscuridad de su apartamento cuando el artista murió— y Richard —un exitoso actor adicto al sexo que se obsesiona con descubrir la verdad sobre cómo era Nick Drake tras escuchar una de sus canciones por casualidad. Para ello, inicia una investigación en la que contacta con distintas personalidades que tuvieron algún tipo de relación con el cantante. A través de varios testimonios, muchas veces contradictorios, trata de entender cómo fue ese músico con grandes aspiraciones que no llegó a ver reconocido su talento.

Oeste dibuja a Drake como una persona con una gran capacidad de atracción, que no solo obsesionó a quienes le conocieron en vida, sino también a quienes le descubrieron tras su muerte a través de su legado: sus canciones. Una persona llena de silencios, de demonios, de sueños y miedos, a quien el autor compara de forma directa con Drácula, el famoso personaje de Bram Stoker que le inspiró para construir la figura de Drake y cuyas referencias nos acompañan a lo largo de todo el libro.

Por esta razón, el título de la obra no podía ser otro, ya que como el autor explica en el epílogo «en el folclore anglosajón la expresión perro negro se asocia a los fantasmas o a los espectros, pero también es un augurio de muerte y una diana de los problemas de salud mental». Y es que la salud mental también está muy presente en el resto de los personajes que orbitan alrededor de la figura de Drake.

Esta novela es, además, un excelente retrato de la escena musical y artística de finales de los años sesenta, en los que la libertad rezumaba por los poros y la música tenía un impacto mucho mayor en la vida de las personas. Escrito con una prosa cargada de símiles y de imágenes que recrean a la perfección la insatisfacción de los protagonistas, Miguel Ángel Oeste ha conseguido crear unos personajes llenos de complejidades, capaces de despertar rechazo y lástima a partes iguales en el lector.

En noviembre de este año se cumplirá el cincuenta aniversario de la muerte de Nick Drake, y no hay mejor homenaje para su figura que este libro que, aunque ficticio, llega para acercar la música de Drake a quienes no le conocíamos hasta ahora. Oeste se enamoró de él tras escuchar River Man. Yo lo he hecho con Place to be, que hace ya días que suena en bucle en mis auriculares.

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