La luna de Vanessa Díez Tari
por Vanessa Díez
Vanessa es una mujer de una sensibilidad intensa y un espíritu apasionado; quien se atreve a ir más allá del temor a lo desconocido encontrará en ella algo invaluable. En este su segundo libro de poesía, “La luna”, nos regala una obra que se siente como una confesión, un diálogo entre almas que comparten cicatrices similares. Al leer sus poemas, he vuelto a recordar aquellas noches que hemos disfrutado, sentado frente a ella mientras compartimos una copa, escuchando sus palabras, viendo cómo abre su corazón sin filtros ni máscaras, permitiéndome que su vulnerabilidad hable con la fuerza de quien ha transitado por tortuosas tormentas emocionales, entrelazando con un hilo invisible el camino que desde hace años compartimos.
Por ello, Vanessa no podía escribir el poemario que compone “La luna” más que desde el dolor, la resiliencia y la búsqueda del yo que la ha acompañado durante tanto tiempo, porque si escribir es un acto personal – y político -, hacerlo a través de la poesía es desnudarse emocionalmente ante el lector. “La luna” es un poemario complejo, lleno de intrincados pasajes y giros, que refleja la confusión y el desafío de enfrentarse a los propios miedos y secretos más profundos, pero para el que contamos con la inestimable ayuda de su autora para guiarnos. La obra de Vanessa es un recorrido emocional y psicológico que lleva al lector a través de los giros de su mente y corazón, obligándolo a perderse y encontrarse repetidamente.
Desde las primeras páginas, Vanessa invita al lector a cruzar el umbral hacia su alma. Adentrase en “La luna” es aceptar la incertidumbre y el peligro de enfrentar verdades incómodas. Su poesía, cargada de imágenes viscerales y confesiones intensas, es el hilo de la madeja que guía, pero también confunde, oscilando entre la claridad de las emociones y la opacidad de las experiencias. Cada poema de “La luna” es un vaivén emocional que refleja los altos y bajos por los que ha atravesado. En cada verso nos abre una pequeña ventana a su alma, compartiendo, con un estilo visceral y crudo, reflexiones sobre su vida, el desamor, las pérdidas y la resiliencia. Seamos, sinceros, Vanessa puede ser muy directa y cruda y eso se refleja en su escritura, que no busca suavizar el golpe, sino más bien abrazarlo, explorar su significado y, en ocasiones, invitarnos a que lo cuestionemos.
“La luna”, está llenos de monstruos con los que ha tenido que lidiar en su vida y que el lector identificará fácilmente, pues son los mismos que habitan en todos nosotros: la soledad, las pérdidas, las traiciones y el peso de las expectativas sociales. Vanessa no esquiva a ninguno de ellos, desde que la conozco siempre los ha enfrentado con valentía aunque eso suponga abrir nuevas heridas. Su poesía desnuda a cada uno de estos monstruos para mostrar que, aunque aterradores, también pueden ser nuestros maestros. Vanessa lleva abordando estos temas desde una perspectiva genuinamente humana, cargada de contradicciones y sinceridad desde hace años y eso es lo que encontraremos en este poemario. No teme confrontar los aspectos oscuros del amor y el desamor, los ciclos de ruptura y reconciliación con uno mismo, ni las cargas impuestas por una sociedad que a menudo demanda más de lo que podemos dar. A través del dolor, Vanessa nos muestra que en éste se encuentran lecciones que transforman el sufrimiento en sabiduría.
El libro también deja espacio para revindicar la figura de la mujer y cuestionar el rol tradicional al que ha estado condenada, sepultándola bajo las obligaciones familiares y el peso de la tradición que la condenan a ser la abnegada esposa y madre. Me atrevería a decir que es un libro con una fuerte carga feminista, en el que trata de hacer las paces y revindicar las figuras femeninas que han marcado su vida, como su abuela o su madre, figuras que conectan la obra con un linaje de lucha y sacrificio que atraviesa varias generaciones. Vanessa evoca el recuerdo del linaje femenino que entronca con ella misma para gritar contra la desigual carga que recae en las mujeres, tanto en sus roles sociales como de pareja. En este punto el poemario abandona por unos instantes el carácter íntimo de la obra para dar espacio a una vindicación femenina de tono político, un grito de rabia personal que trata de derribar los muros invisibles que la aprisionan por el hecho de ser mujer.
“La luna” es un viaje sentimental repleto de innumerables imágenes y símbolos de los que se vale para dibujar las experiencias que han ido modelando el carácter de Vanessa: el tarot, que a través de sus cartas nos recuerda que debemos aprender a fluir, aceptar nuestras caídas y derrotas y disfrutar de aquellos momentos en los que ascendemos; las referencias bíblicas que nos marcaron a través de la formación católica, que nos señala con el pecado original con el que debemos vivir o la naturaleza en la que siempre ha estado en contacto de una u otra forma y que sigue siendo el bálsamo en el que encuentra la paz y armonía que necesita cuando las obligaciones de la vida diaria nos acosan. Estas imágenes contribuyen a enriquecer la poesía de Vanessa, ofreciendo al lector múltiples interpretaciones que le permiten conectar con los versos de Vanessa y hacerlos suyos.
Sin embargo, lo que más me ha emocionado del poemario de Vanessa es la honestidad y sinceridad de sus versos. En cada línea hay una verdad que, aunque puede resultar dolorosa, invita al lector a reflexionar y dejarse conmover por lo que comparte con nosotros. Vanessa no busca el consuelo fácil ni respuestas definitivas; desde que la conozco, nunca ha elegido el camino fácil. Ella gusta celebrar el acto de sobrevivir y de encontrar sentido en medio del caos, de sentir que sigue viva, aunque eso a veces suponga sufrir. Su mensaje final, aunque cubierto por un velo de melancolía, es de esperanza: la vida nos transforma, nos rompe y nos reconstruye, pero siempre hay un camino hacia adelante, si estamos dispuestos a seguirlo.
“La luna” no es un libro al uso que nos permita lecturas superficiales o ligeras; este poemario es una conversación íntima que exige al lector valentía, para ser capaz de confrontar con los fantasmas que verá reflejados en él y empatía, para dejarse llevar por las emociones que la autora nos transmite con sus palabras. Como amigo suyo, puedo decir que este poemario es un fiel reflejo de Vanessa, de su trayectoria vital, de las relaciones y experiencias que ha vivido y que la han convertido en la mujer que hoy es: compleja, apasionada, profundamente humana y con un indómito espíritu de aventura que la llevó a fundar la revista en la que hoy escribo. El lector que desee descubrir un poemario con el que poder conectar, con el que sentir una verdadera conexión entre los versos y las emociones que nos definen como seres humanos lo hallará en “La luna”.
Os recuerdo que “La luna”, la nueva obra poética de Vanessa Díez Tarí, ya puede adquirirse online en la web de la editorial Loto Azul, lista para iluminar a quienes busquen refugio en sus versos. A partir del 7 de mayo, comenzará su viaje de presentaciones en Lanzarote en el Centro Cívico El Fondeadero a las 20:00 horas, para después desplazarse hasta Alicante el 12 de mayo a las 19:00 horas en la librería Pychon & Co., a Valencia el 15 de mayo a las 18:30 horas en la librería Vuelo de palabras y, finalmente, a Elche el 17 de mayo en la librería Ali Truc a las 12:00 horas y de nuevo el 23 de mayo en la sede del Casal d’ACPV/Elx Jaume I a las 19:00 horas también en Elche. En cada encuentro podrás llevarte un pedazo de su autora en forma de libro físico. No dejes pasar la oportunidad de sentir la magia y emotividad de sus palabras de cerca.