Cada mujer es una semilla sin verter sobre el terreno.
Por Vanessa Díez.
Madre, hermana, hija, mujer. Fértil, con curvas y pechos. Crear y dar vida. Eres mujer, porque así ha sido. Eres femenina, aunque no seas madre. Llega un momento en que cualquier mujer necesita apartarse del mundo y crear el suyo propio. Ofrecer aquello que porta en su interior. Durante generaciones hemos sido las que cuidaban y daban vida, las que soportaban la familia. Todavía es así en muchos casos. Cada una de nosotras somos una semilla, potencia de un futuro proyecto, cuánto más conscientes seamos de nuestra labor en este mundo antes la llevaremos a cabo y trabajaremos con esfuerzo por lograrlo. La mitad de la población de este mundo siempre ha tenido mucho que ofrecer. Tenemos el poder de transformar las cosas. Juntos esparciremos las semillas, nosotras crearemos y ellos ayudarán, harán que fructifique de mejor forma. Ni unos ni otros, juntos. Nosotros somos nuestra materia primordial. Plantar, abonar y recolectar. La tierra siempre ha tenido sus tiempos, correr no tiene ningún sentido. “Somos mujeres cambiantes, nos transformamos a placer”. Somos capaces de cambiar en cada etapa de nuestra vida, avanzamos y tenemos control sobre nuestra vida. Culturas como la egipcia, griega e incluso la babilónica a través de sus esculturas femeninas de grandes pechos y vientres abultados proclamaban su adoración a la fertilidad como generadora de vida, ya en el período Neolítico, como en aquel cuadro de Gustave Courbet de 1866, “El origen del mundo” en el que se representaba el sexo femenino, un plano detalle del órgano que provoca la vida. Los artistas siempre han recreado el cuerpo femenino, el desnudo ha sido recreado a lo largo de los tiempos. Fertilidad en el inicio, que deriva en sexo después. La existencia de la mujer siempre ha generado un ciclo alrededor de la vida, ya sea generándola o cuidándola, la mera posibilidad de ello. La Historia de la mujer semilla es un homenaje a los cuentos orales africanos, que han dado importancia siempre a la fertilidad, como otras culturas. Un precioso cuento, metáfora de vida. Sin las mujeres no seríamos nada, pues son la mitad de todo.
La autora ya nos dice que significa para ella la semilla, aquella metáfora de la vida. Historia de la mujer semilla está inspirada en aquellas etapas a lo largo de la vida en las que necesitamos comenzar de nuevo, reiniciarnos y cambiar, o simplemente ocurre, pues evolucionamos y crecemos. En estos momentos son como morir y renacer en nosotros mismos, con una esencia constante. Gloria Lizano López a través de este texto nos hace vibrar con sus ilustraciones llenas de color, este libro es el resultado de una exposición, afortunados aquellos que tuvieron la obra ante ellos.