Ser uno mismo aunque no les guste a los demás
Por Vanessa Díez
Ser distinta puede hacer que te sientas diminuta ante los demás, la autoestima es vulnerable en los primeros años cuando adaptarse en el colegio entre clase y clase es toda una lucha. Una risa escandalosa, unos pies grandes, llevar gafas, ser demasiado inteligente, desarrollarse como mujer… cualquier rasgo característico puede ser usado como arma arrojadiza, pero a veces también existen causas determinadas por las circunstancias como unos libros de segunda mano, ropa usada, mochila vieja… siendo imposible formar parte del grupo atacante en una edad en la que se repudia a alguien para pertenecer a otros.
Mara es una niña atacada por otros niños cada día que acude al colegio. Ella corre a los brazos de su madre para refugiarse y le pregunta por sus orejas. Su madre en vez de reforzar el adjetivo despectivo que había herido a la niña le da otro calificativo, en este caso positivo, para que ella se restablezca. Así con el paso de los días Mara va obteniendo formas de defenderse ante los persistentes ataques de los compañeros, contestaciones creativas que no hacen otra cosa que alimentar la autoestima de Mara para que llegue a quitarle importancia a las acusaciones y le guste verse a sí misma como es, y no desear cambiar para gustar a los demás.
Este cuento educativo pone en valor la importancia de mantener la autoestima en la infancia, pues es en los primeros años cuando se formará el carácter del futuro adulto. Así todo aquello reforzado entonces ayudará a que existan en el futuro personas con menor carga emocional que tendrán herramientas para resolver las adversidades de la vida de mejor forma al estar seguros de sí mismos. Además las ilustraciones de André Neves son una delicia a disfrutar.