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Por Vanessa Díez.

Hija de dos alcohólicos que se separaron dejándola en la calle, Edith Piaf, tuvo que sobrevivir sola ante la adversidad ganándose el pan cantando por las calles y los tugurios. Se quedó embarazada con 16 años, pero Cestelle murió con dos años por una meningitis. Aquella muerte la marcó. En 1935 Louis Leplée, propietario de Gerny’s, cotizado cabaret de la época al que acudían los famosos de París, la encontró cantando en la calle. Le hizo una prueba y la contrató. Le enseñó los secretos del oficio y la convirtió en una figura. Al morir Leplée asesinado de un disparo la consideraron sospechosa. La prensa la acusó sin pruebas, dejando su carrera entre las tieneblas, ya que tanto el público como los intelectuales le dieron la espalda. Se entregó a los excesos. Empezó a centrarse a finales de los años 30, bajo la influencia del letrista Raymond Asso, su amante del momento, trabajó con disciplina en su repertorio y volvió a tener grandes éxitos. Convertida en la dama de la canción francesa, ayudó a artistas noveles como Yves Montand, Gilbert Bécaud, Georges Moustaki, Eddie Constantien o Charles Aznavour con los que mantenía apasionados romances hasta que se cansaba y los abandonaba. Se iba haciendo mayor y sus amantes eran cada vez más jóvenes.

El gran amor de su vida fue el boxeador Marcel Cerdan. Su muerte en un accidente de avión fue un golpe demasiado fuerte y la cantante se hundió en la depresión y de nuevo su vida fue sexo, alcohol y tranquilizantes. Tras un accidente de tráfico se volvió adicta a la morfina.

Murió de cáncer el 11 de Septiembre del año 1964. Fue enterrada en el cementerio de Père Lachaise, no lejos de la calle donde vino al mundo, y 40.000 personas acompañaron su cortejo fúnebre. Según sus deseos, sus peluches preferidos (dos liebres y un león) fueron enterrados con ella para que, al igual que su tormentosa vida, le acompañaran siempre en el más allá.

La vie en rose, el biopic sobre la vida de Edith Piaf protagonizada por Marion Cotillard, abrió la Berlinale (Festival de Cine de Berlín) en 2007. No existe Marion, tan sólo Edith con sus excesos, por ello le dieron el Oscar. Niña atormentada que se autodestruye, porque no es capaz de conservar el calor de otros. Fueron muchas las carencias afectivas que le legaron, siendo difícil ser feliz. Ahora su Rien De Rien forma parte de películas y campañas publicitarias.

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