La forastera de Olga Merino.
por Vanessa Díez Tarí
«La forastera» de Olga Merino nos lleva de vuelta a la casa familiar, casa de campo humilde a las afueras del pueblo. Un lugar en el que ella encuentra refugio y bálsamo para sus heridas. La rodean sus muertos pero no le importa. Primero su padre y después su hermano. Pasó unos años en Londres donde vivió el que sería su gran amor, pues aún lo sigue rememorando. Cuando todo se truncó volvió al pueblo con su madre y tras fallecer ella se quedó sola con sus recuerdos. Lleva una vida sencilla con su huerto y sus perros. Se mezcla muy poco con la gente del pueblo y la consideran forastera, porque no se crió en el pueblo al haber marchado sus padres a la ciudad para buscar trabajo. Además bebe en el bar de las afueras con los hombres. Su vida apartada y no convencional provoca habladurías, la consideran una loca.
Además descubre un ahorcado que todo lo remueve, ella empezará a descubrir oscuros secretos del pasado que ningún familiar nunca le dijo pero que en el pueblo se conocen, porque en un pueblo todos saben de unos y de otros. En aquel territorio existen historias sobre los ahorcados que han ido muriendo con el paso del tiempo y piensan que es como una enfermedad contagiosa dentro de las familias. El miedo recorre el pueblo en cuanto otro ahorcado vuelve a aparecer y se rememoran los muertos que todavía no olvidan.
Ella empezará a dudar de su cordura. Sus muertos la visitan y la casa grita, no descansan. Los litigios del pasado familiar con la finca Las Breñas se reavivarán haciéndole la vida imposible para que se marche y abandone la casa. Ella estará dispuesta a luchar hasta el final.
Olga Merino nos ofrece una protagonista fuerte que crece ante la adversidad y no se deja doblegar por los demás. Una historia de aceptación de la muerte y de los secretos familiares que pueden truncar nuestra vida sólo si nos dejamos arrastrar y lo permitimos.