Los guapos de Esther García Llovet.
por Vanessa Díez Tarí
Hace tiempo que digo que soy de Alicante. La distancia quita importancia a los detalles. Cuando estás lejos te das cuenta que en cada lugar sólo se conoce lo propio y que añoras el tiempo y el espacio que no podrás recuperar. El tiempo se convierte en una masa que se estira y se encoge, pero que no se detiene. El viento fiero, el oleaje, los días de calima y el calor con los extranjeros paseando por la avenida de las playas. Lo único que no echo de menos es la humedad mediterránea que me ahoga mental y físicamente,y las lluvias torrenciales a traición en el campo.
Esther García Llovet con “Los guapos” me teletransporta a casa. Quien dice Alicante dice Valencia. Tras la pandemia el primer avión directo desde Lanzarote no llegaba a Alicante sino a Valencia. El Saler se abre a nuestro paso. Adrián se convertirá en un protagonista bizarro que va enfrentando avatares para ver de sacar provecho a lo que se enfrenta. De cómo termina todo y lo paranormal que resulta es otro cantar. Los guapos es una película americana de ciencia ficción de bajo presupuesto que ocurre en el árido desierto, y ese calor atronador afecta a sus habitantes y vuelven loco a cada uno que llega a la zona. Ahora cambiemos el desierto de Arizona por El Saler y la Albufera. Ya lo tenemos. Lo de fuera siempre suena más exótico. Estamos hechos a golpe de celuloide. Pero esta vez incluso la autora me da una puerta para llegar a casa, describe a Elche y su Misteri. Fiesta sagrada en la que todo ilicitano ha crecido. Desde fuera toda costumbre puede ser vista de otra forma y el culto si no se procesa comparado con otros mundos. Levitar, perder gravedad, desaparecer, apariciones. Hay sucesos sin explicación que nos envuelven. Nadie lo sabe todo.
Adrián va en busca de unos misteriosos círculos que aparecen en los arrozales junto a un camping. Saber de dónde salen y quién los hizo. Montar un festival de iluminados new age con todo aquello y recuperarse de los últimos eventos frustrados que tuvo que organizar. Lo que no espera es que la gente del pueblo más que recibir a los extraños los espante, a pesar de haber un camping. Adrián se va pegando a la gente que trabaja en el camping, averiguar y sacar tajada. A cualquier precio. Dormir en el coche o al raso, vagabundear hasta que forma parte del lugar y le dan tregua. Pero después nada es lo que parece y cuando él cree que lo tiene todo atado pierde el rumbo y el fuego arrasa con todo.
Esther García Llovet con “Los guapos” nos trae una novela corta en la que te llega el húmedo aire valenciano y el agua caliente que te arrastra. Sus personajes han perdido la cordura en aquel inhóspito lugar. ¿Qué harías si estuvieras vagando sin fin por un árido lugar? El Mediterráneo también es desierto, camino lleva y más cuanto más incendios descontrolados haya. El poso de preguntas que nos deja, cada uno las responda. En esta isla también se abren puertas a otros mundos y quien sabe cuando te cruzarás o no con el siguiente Adrián o cuando algo realmente te cambia.