¡Yo primero! de Míriam Tirado y Joan Turu
por Elena Cruzado
Si tienes hijos, seguro que has vivido más de una vez ese terrible momento de darle al botón del ascensor antes que tu peque. En mi caso, hemos llegado al extremo de tener que dejarlo pasar para que pudiera volver a llamarlo ÉL. El botón del ascensor era su jurisdicción y de nadie más… hasta que llegó su hermano. Desde entonces, vivimos en una carrera sin fondo por ver quién es el más rápido, el que mejor come, el que más salta, el que más grita, el que más todo. En definitiva, quién es el primero.
La frase que da título al cuento se ha convertido casi en un estilo de vida, y por eso cuando llegó el cuento a casa yo lo recibí con alegría y mi mayor, que no es porque sea mío pero es muy listo (guiño, guiño), con un poco de recelo. Pero lo cierto es que, una vez más, Míriam y Joan han conseguido ganarse la atención de mis peques en un cuento que les permite explorar de dónde viene esa necesidad de destacar en todo.
Y es que, muchas veces, ese afán de ser los primeros desemboca en enfados y situaciones desagradables que suelen terminar despertando al temido volcán. ¿Por qué? Ni ellos mismos lo saben, solo sienten la necesidad urgente de ser los primeros y la frustración de no haberlo conseguido cuando alguien se les adelanta.
En este cuento, Míriam y Joan nos cuentan la historia de Lucas, un niño que lucha por sobresalir y ser el mejor. Lo que no sabe es que él ya es el mejor, porque no hay otro niño en el mundo igual a él. Y lo más bonito del cuento es que, en esta ocasión, es el papá el encargado de hacerle ver que el amor y el afecto no entiende de carreras.
Pero no le quitemos mérito al hada de los volcanes, que una vez más aparece para echar una mano a Lucas. Para ello, lo único que hace es lanzar una pregunta al niño: ¿has probado a ver qué pasa si algún día dejas de intentar ser el primero en todo? Una pregunta aparentemente sencilla, pero que a mí como madre no se me había ocurrido plantear. ¿Queréis saber la respuesta? ¡Leed el cuento!
Una vez más, he tenido la suerte de disfrutar de esta lectura en la mejor compañía, ¡y varias veces! Si bien es cierto que mis hijos siguen peleándose, porque al fin y al cabo, son niños, el mayor ha aprendido a controlar un poco ese afán por ser el primero en todo y la importancia de dejar paso a otros en determinadas situaciones. Como en otros cuentos de la colección, las últimas páginas van destinadas a padres y educadores e incluyen recursos y herramientas para ayudar y acompañar a los niños en esta fase egocentrista y natural por la que todos pasan a cierta edad. Lo importante, como siempre, es acompañarles desde el amor, reforzando su autoestima y haciéndoles ver que, aunque no sean los primeros, ¡son únicos!