A toda máquina: de Irlanda a la India en bicicleta de Dervla Murphy
por Rubén J. Olivares
Con la llegada de las vacaciones – enhorabuena a quienes ya las disfrutan -, el tiempo libre se dispara y con él las oportunidades de disfrutar de un buen libro. Y no hay mejor lectura para un verano en el que muchos nos escapamos a la montaña a disfrutar de sus paisajes y del deporte, que el libro que nos propone Capitán Swing, “A toda máquina: de Irlanda a la India en bicicleta” de Dervla Murphy, un clásico de los libros sobre viajes, en el que podremos disfrutar desde la comodidad de una tumbona o sillón del relato del viaje que la autora realizó desde su Irlanda natal hasta la India. Quizás uno de los viajes más largos que se puede realizar en solitario por alguien en bicicleta.
Es posible que nunca realicemos un viaje como el que protagonizó Dervla Murphy – entre otras cosas porque los paisajes y países que ella atravesó han cambiado radicalmente -, pero siempre podremos soñar con vivir una experiencia como la de su autora y revivir junto a ella ese viejo sueño que, desde que Dervla Murphy tenía 10 años, le rondaba por la cabeza. Imagino que sus padres escuchaban a Dervla y asentían con cierta condescendencia como respuesta a las ansias viajeras de su hija y su idea de atravesar Eurasia en bicicleta. Pero hete aquí, que a menudo las ideas más alocadas son aquellas que con más ansias perseguimos. Dervla llegó a la India en julio de 1963. Y, desde que acabé la lectura de su libro, no dejo de pensar en Murphy con cierta envidia y admiración, pese a que Dervla es una de las escritoras menos sentimentales que he leído, siendo su franqueza parte de la brillantez de su obra.
Trato de ponerme en la piel de Dervla y siempre me viene a la mente la misma idea: debió ser una mujer valiente y muy segura de sí misma para lanzarse a realizar un viaje sola -al menos en la mayor parte de su trayecto- sobre una bicicleta, nunca en vehículos (al menos en ningún que ella condujera), en mulas o a pie, a través de montañas, desiertos y bosques desconocidos en países y regiones que hoy no existen como tales. Una muestra del coraje que albergaba Dervla es la anécdota del ataque por parte de lo que ella describe como perros salvajes durante su travesía por Bulgaria (aunque lo narrado en el libro se ajusta más a un ataque de lobos) al que logró sobrevivir y que, lejos de hacerle renunciar a su propósito, le sirvió de acicate para acabar su viaje. Dervla siempre pensó que para ser valiente, en primer lugar era necesario experimentar el miedo, algo que tras leer “A toda máquina: de Irlanda a la India en bicicleta” no sé si llegó a comprender del todo.
Los niños crecemos escuchando relatos de aventuras y aventureros que nos inspiran, pero las niñas tienen que descubrirlas por su cuenta. “A toda máquina: de Irlanda a la India en bicicleta” es una de estas historias que inspiran a cualquier mujer a vivir aventuras como la de Dervla Murphy. El relato de esta autora nos enseña que no existen límites para una mujer que desee vivir una aventura más allá de los que ella misma se imponga y los que su entorno les condicione.
Es fácil asumir que el mundo es un lugar terrible, que la gente es horrible, egoísta y maquiavélica en sus relaciones, que la bondad y la empatía son cualidades exóticas en franco retroceso. Pero el libro de Dervla Murphy es un referente que me recuerda que esto no es necesariamente cierto. A lo largo de sus páginas, además de revivir una emocionante aventura por Eurasia, descubrimos la bondad que vive en las gentes más humildes. “A toda máquina: de Irlanda a la India en bicicleta” describe desde la experiencia de su autora cómo es posible viajar a través de países y continentes con poco o ningún capital, sin conocer el idioma nativo y sin saber a ciencia cierta con quién o qué nos encontraremos. Hay gente mala, no nos engañemos, pero el libro de Dervla Murphy nos recuerda que en la esencia del ser humano predomina la bondad, la compasión y la empatía hacia el otro. Que aquello que nos hace humanos es la solidaridad y el apoyo mutuo que nos dispensamos los unos a los otros en los momentos más críticos.
Las personas con las que Dervla Murphy se topó la acogieron desinteresadamente en sus casas, le ofrecieron un lugar donde dormir, compartieron con ella su café y su comida y le prestaron ayuda y la aconsejaron en todo momento sin esperar ningún tipo de recompensa más allá de saber que estaba ayudando a otro ser humano. En sus encuentros nos describe con sinceridad a personas pobres, campesinos que apenas ganaban para subsistir, tremendamente sucios, pero siempre amables, acogedores y tan curiosos como ella, siempre dispuestas a abrir la puerta de su casa a una excéntrica irlandesa que se propuso atravesar las montañas de Afganistán, Pakistán y la India para alcanzar un sueño de juventud. Tras cerrar “A toda máquina: de Irlanda a la India en bicicleta” uno comprende que la mayoría de las personas son, esencialmente, buenas.