Ayer recordábamos la figura de Raquel Meller en el blog y se mencionaba el homenaje que el Instituto Cervantes le dio en Madrid hace un par de días. Olga María Ramos, hija de la cantante y violinista Olga Ramos, una de las intérpretes más representativas del cuplé, leía nuestro post y se ponía en contacto con nosotros para contarnos su opinión al respecto. Ahora sabiendo otra realidad debemos hacérosla saber para que esta verdad salga a la luz, su verdad.
Olga María Ramos al referirse al espectáculo De la Purissima que se encargaba del homenaje del Instituto Cervantes lo denominó como infame, no comprendía como podía pasar aquello en tan ilustre organismo. Reconocía que no sabía la totalidad de las canciones incluidas en el espectáculo, pero que ni Las tardes del Ritz ni La Chica del 17 formaron parte del repertorio de Raquel Meller. Además para ella Julia de Castro es una pésima intérprete.
Un homenaje de Raquel Meller puede hacer que su nombre atraiga al espectador, por eso la intérprete ha de tener un buen nivel artístico. El director teatral Hugo Pérez creó un espectáculo titulado Por los ojos de Raquel Meller, obra que ha ido modificando, aportándole valor con su buen hacer. Uno de los problemas que tuvo la primera temporada fue su protagonista. Acabó encontrando una cantante con fuerza para hacerse cargo de la obra. Consiguió su esencia a través de Maribel Per.
Olga María Ramos empezó a amar el cuplé a través de su madre y su forma de interpretarlo. Después de un largo aprendizaje a su lado, comenzó a interpretar e investigar. Ha participado en varios programas radiofónicos, impartido conferencias cantadas y escribió el libro De Madrid al cuplé, crónica de una época (que el periodista Tico Medina calificó como la Biblia del cuplé). Se autodenomina cupletóloga. El cuplé es un género que comporta todo un mundo cultural propio con muchos personajes a los que ella admira: La Fornarina, La Goya, La Chelito y como no, Raquel Meller.
Adora a Raquel y su repertorio de cuplés sentimentales: Mala entraña, Agua que no has de beber, La Perrricholi, Doña Mariquita, El relicario, La violetera, Flor del mal, Bajo los puentes del Sena, Los Claveles de Sevilla o Nena. Algunos de los cuales canta recordándola.
Sobre los hijos adoptados por la Meller nos dijo que primero fue una niña, Elena, con la que tuvo una relación difícil y que al final se vio obligada a enviarla a un internado de París; sin embargo, Enrique, que fue adoptado en Argentina cuando ya tenía cincuenta años fue para ella una bendición. Olga María Ramos conserva una carta que le dio Rocío, una ahijada de Raquel. En ella, Raquel parece que está pasando por una depresión pero al final dice: Mi hijo es muy bueno y cariñoso y si de mayor es como ahora, no deseo más.
Al final de su vida, su hijo no se separó de su lado y allí estuvo hasta que se llevaron su cuerpo. Tiempo después, siguiendo los consejos de su madre, se casó con una enfermera que la cuidó en el hospital. Lamentablemente, Enrique sufrió un accidente de tráfico y falleció; la enfermera entonces, se metió a monja.
Agradezco a Olga María que nos haya facilitado esta información que aclara parte de los datos que los seguidores pueden encontrar en internet sobre Raquel Meller.