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Por Vanessa Díez.

Lo difícil no es vivir, lo difícil es sobrevivir. Sentía una gran necesidad de afecto, las depresiones la llevaron a intentar varias veces quitarse la vida. Representó un movimiento hacia la libertad femenina durante los años 60 en Francia, además es un mito erótico que nadie olvida. De ella dijo Simone de Beau¬voir, pio¬nera de los movi¬mien¬tos de libe¬ra¬ción femenina: Brigitte Bar¬dot hace lo que le da la gana. Y eso es lo que incomoda. Su lista de amantes no tuvo fin. En 1974, al cumplir los 40 anunció que se retiraba, nos dejaba un legado de unas 50 películas y varios discos como el de Je t’aime… moi non plus de Serge Gainsbourg.

En Y Dios creó a la mujer (1956) se puede admirar su cuerpo sin censura como en la época. Representaría su personaje en la vida, una mujer liberada y criticada, pero libre y fiel a sí misma. Para la moral castrante de los cincuenta sería una desvergonzada, pero era admirada y codiciada por el sector masculino. El cine francés que se hace no es de su gusto, para ella no tiene «nada que ver con el verdadero cine de autor, de diálogo, de guión y de puesta en escena»; pero no tiene intención de ser parte de la industria de sueños de nuevo. «Dejé el cine, tenía 38 años. No es a los 76 cuando voy a regresar». En 2003 escribió unas sinceras memorias, Un cri dans le silence, insiste en que las bestias le merecen más confianza que muchos seres que se llaman a sí mismos humanos.

En 2010 se planteó la posibilidad de que el director y productor Kyle Newman hiciera un biopic sobre ella, pero Brigitte no quiere que se haga una película sobre su vida si ella no aprueba el proyecto. «Una película sobre mí, sin que haya sido prevenida y sin que esté de acuerdo con la persona que interpretará mi papel… no estoy de acuerdo». En Gainsbourg (Vida de un héroe) ya la interpretó Laetitia Casta; pero para ella ninguna actriz puede darle vida en la ficción. «Nadie, no hay nadie que lo pueda hacer» porque «ellas tienen su propia personalidad, pero no tienen la mía», defiende.

La defensa de los derechos de los animales ocupa su tiempo. Creó su propia fundación, siendo una de las más influyentes activistas del movimiento. Causa que le ha traído algunos problemas con la justicia. En diciembre de 2006, envió una carta a Nicolas Sarkozy (era ministro del Interior), reclamaba que los musulmanes sacrificaban animales en la fiesta religiosa del Aid el-Kebir, y que eran aturdidos antes de ser degollados Afirmando que “estamos hartos de esta población que nos maneja a su antojo, que nos destruye, destruye nuestro país imponiendo sus actos”. En varias ocasiones la han demandado por incitar al odio racial. Las multas se suceden. Desde 1997, unas cinco. En mayo de 2003, publicó un libro titulado “Un grito en el silencio”, homosexuales, inmigrantes y desempleados eran objetivos en su diana, por ello la editorial La Rochelle tuvo que pagar cinco mil euros. Dijo de sí misma que era un gato convertido en mujer: Maúllo. Araño. Y algunas veces muerdo. No era tan sólo un cuerpo al que mirar, era una mujer que lucha por sus ideas como una fiera, el cine fue su jaula y ahora libre reta al mundo.

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