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Por Sandro Macià

¡Resaca superada! Después de acabar con las existencias de agua de todos los supermercados del barrio y tras haber conseguido ingerir kilos y kilos de ibuprofeno sin volverme adicto a él, creo que puedo gritar bien alto que vuelvo a estar con todas mis neuronas a pleno rendimiento, que vuelvo a estar en mis plenas facultades y que he sobrevivido a un fin de semana en el que me he sentido como Carmen Lomana: todo el día peripuesto y brindando.

Es verdad que mi copa no estaba llena de Moët y que, probablemente, mi modelito no llegase ni a la milésima parte de lo que pueda valer cualquier trapito que se eche por encima la señora Lomana; sin embargo, creo que hasta la propia multimillonaria sentiría envidia de lo bien que lo hemos pasado, tanto mis compañeros como yo, celebrando éxitos -propios y ajenos, casi sin asimilarlos aún- en un periodo de tiempo breve pero intenso.

El primer “subidón – subidón” -entiéndase con el ritmo y el énfasis que cualquier dj le daría a la expresión mientras anima al público- que experimentamos este “fin de” nos vino provocado por el éxito que nuestra directora, Vanessa Díez, cosechó en la I Gala de Entrega de Premios de Radio Jove Elx (servicio/emisora local de Elche dependiente de la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Elche), al recibir el galardón al Mejor Programa Cultural por su dirección y presentación del espacio radiofónico Letras en Vena, “padre” de la revista digital que teneis ahora frente a vuestros ojos. Toda una alegría, vaya.

Pero hay más. El segundo motivo de brindis -que, por desgracia, no se nos presentaba cercano geográficamente- no fue otro que el de celebrar, como buenos melómanos que somos, el éxito que colegas y amigos del gremio han obtenido en la reciente celebración de la III Gala de los Premios de la Música la Unión Fonográfica Independiente, certamen en el que hace dos días se premió a lo mejor de lo mejor del panorama musical alternativo y donde El Columpio Asesino resultó ser el máximo triunfador -chin, chin, ¡otro brindis!-.

Premio Estrella Galicia al Artista Español del Año, Premio a la Mejor Canción del Año por “Toro”, Premio Spotify al Mejor Álbum de Rock y Premio a la Mejor Producción por ‘Diamantes’. Con semejante palmarés, los chicos del Columpio Asesino se merecen más que nuestra enhorabuena. Se merecen tomar este reconocimiento como ese aliento que todavía no habían recibido de una forma tan contundente en una carrera que, a golpe de versos ácidos y cortantes, les ha llevado a hacer de su poesía -a veces casi lisérgica- un estilo tan propio y adictivo como la dependencia que genera en cualquier persona el penetrante estribillo de Toro -hit por excelencia de su álbum Diamantes (Mushroom Pillow, 2011)-.

Siguiendo en la línea de los mejores álbumes, no podemos dejar de alzar la copa en honor al gran Nacho Vegas (ganador del Mejor Álbum del Año por La Zona Sucia), ni olvidarnos de La Casa Azul y su premio al Mejor Álbum de Pop por La Polinesia Meridional -supongo que se les debió extraviar el premio al trabajo menos original-; así como tampoco pueden faltar en esta enumeración de “los grandes entre los grandes” Los Pilotos, excisión de Los Planetas, cuyo disco se consideró el Mejor Álbum de Música Electrónica.

¿Más premios? Bueno, sintetizando muchísimo y dejando a más de la mitad de artistas al margen, reconozco que los highlights de la noche vinieron marcados por Dolores, que fue el Mejor Artista Revelación; por Los Chikos del Maíz, que pueden presumir de que su Pasión de Talibanes es el Mejor Álbum de Hip Hop; por el reconocimiento al Sonorama como el Mejor Festival con el Premio Scanner FM; y, cómo no, por el nombramiento de Mushroom Pillow como Mejor Sello Discográfico.

El Diseño, el Management y la Comunicación, fueron otros ámbitos premiados en una tarde que hizo que saliera humo de los dedos de los cientos de twitteros que narraron el transcurso del evento al detalle. ¿No hay premio para ellos? Todo se andará… Yo, mientras, voy llenando la copa, otra vez.

 

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