“Y si me dices que no puedes olvidarme, en este mundo nadie es indispensable. Puedes vivir sin mí, igual que yo sin ti”. Así de rotundos nos sorprendía Jota con el resto de Planetas en aquel verdial popero de su disco Los Planetas contra la ley de la gravedad. Rotundos y certeros, dicho sea, pues cada vez veo más claro que ninguno de nosotros es imprescindible.
En el trabajo, en el amor, en la sociedad… Vamos, en la vida en general. Ni tu, ni yo, ni nadie. Todos podemos –o pueden- echarnos a un lado, salir del juego y esperar a que, casi con el cuerpo aun caliente, se empiecen a oir los pasos del que ocupará nuestro lugar. Pero así funciona esto, y no va a cambiar ahora.
Somos piezas, mecanismos. Somos parte de una vida que ya estaba montada cuando llegamos y que tiene esa magia de lo inesperado, como ocurre en las canciones de Los lagos de Hinault, un dúo madrileño -Matilde Tresca y Carlos Ynduráin- capaz de hacernos esbozar una, dos y hasta mil sonrisas a golpe de versos inteligentes que vuelan sobre bases electro-pop.
Grabado en los estudios Maik Maier de Barcelona, Vidas ejemplares (Fikasound, 2012), su cuidado disco, incluye temas tan atrayentes como Oscilobatiente –“yo quiero una novia psiquiatra / que me sepa interpretar / mejor de lo que yo interpreto / este barullo emocional”-, o como Si que es guapo –atención al rítmico “mantra” de “si que es guapo, sería estúpido negarlo-.
Pero, ¡alto! ¡Que nadie se mueva! Hay más, mucho más. Matilde y Carlos, además de estos cortes recién mencionados, son capaces de desdoblarse entre estrofas bailables –pasen y escuchen Amor en frío-, entre palabras divertidas –atención a Leandro de Borbón- y entre verdades cantadas con tanta maestría y dulzura que, por muy políticamente incorrectas que resulten, conquistan al más pintado –echadle un ojo, o una oreja, a Los pares mínimos y su “nunca llegaré a ministro, por querer hacerme el listo” .
Ahora, si hay algo que me haga rasgarme las vestiduras y tirarme al suelo para rebotar entre espasmos de alegría es, sin duda, el haber encontrado a una pareja de artistas que ponen voz a mis pensamientos, a mi filosofía de vida, y que constituyen un retrato social, una crónica de la época actual tan fiel a la realidad como esta estrofa: “Los modernos de provincias lo pasan tan bien / practicando para ser DJs… / Llevan cámara de fotos estén dónde estén: / ‘¡Mira qué bien lo pasé ayer!’ “.
Modernos y modernas del mundo, amantes de la música con ingenio y elocuencia: abran sus oídos y ríndanse al arte de Los lagos de Hinault. Yo ya lo he hecho.