Pídeme lo que quieras, ese es el lema entre Jud y Eric, los protagonistas de esta gran novela erótica, y yo lo que pido son más libros como éste, en los que hablar de sexo en grupo y diferentes prácticas sexuales es completamente normal, y no es considerado algo sucio o machista, sino todo lo contrario, ya que para los protagonistas hablar de sexo es hablar de respeto hacia la pareja donde prima sobretodo, el morbo, la pasión y el juego con otras personas.
¡Pídeme lo que quieras!
¡Fóllame!
¡Entrégame!
¡Tu placer es mi placer!
¡Córrete para mi!
Estas frases abundan en esta novela, una de las mejores que he leído, por su historia, por su sexo, por su morbo, por su excitación, por su romanticismo, por el carácter de sus protagonistas, por la forma de tratar el sexo… y porque desde este momento, me declaro fan de Megan Maxwell, la autora de esta novela.
Un libro que te excita desde la primera página, mientras una pareja practica sexo en un parking público en mitad de la noche mientras están siendo observados por una persona que les ha pillado completamente infraganti.
Para muchas chicas hacerlo en un lugar público supone un morbo que las pone a cien por el hecho de poder ser pilladas, pero en cambio a otras les produce todo lo contrario, una auténtica cortada de rollo.
Siempre es excitante ver a una pareja practicando sexo, pero más excitante es que el chico que te pone a mil te bese mientras oyes y ves a otra pareja en medio de un orgasmo. Pues así de radical es el primer beso entre Jud y Eric. Un beso húmedo, caliente, excitante, provocador… de los que muchas ya quisiéramos.
Pero más provocadora será su primera cena ya que Eric saca su lado más voyeur en el que le encanta observar y ser observado mientras se practica sexo, además de que es partidario de trios y orgias.
Por no hablar de los juguetes sexuales, ¿habéis mantenido relaciones sexuales con juguetes? Tentador y muy satisfactorio, os lo aseguro, lo malo es que los chicos son bastante reacios a ellos, será por su orgullo, ya que muchas veces esos juguetitos nos hacen disfrutar como unas condenadas.
Pero paso a presentar a Eric, el chico que todas quisiéramos tener, un guapetón que hará gozar a la señorita Flores (Jud) en cada encuentro sexual; ella siempre le ha prometido estar dispuesta a todo… menos al sado, y lo que no sabía es que gracias a él y a sus prácticas sexuales tocará el cielo probando un sinfín de cosas nuevas.
¿Cómo os sentiríais si vuestro jefe parara una reunión de trabajo muy importante para tener sexo con vosotras? Una situación de lo más morbosa y ardiente que sólo se le puede ocurrir a Eric, mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm….
Pídeme lo que quieras… y yo lo que pido es la segunda parte de esta novela, porque más intrigada no me ha podido dejar… ¿Os atrevéis?