El cuadro completo de Alice Procter
por Soraya Pérez
¿Cuántos sois los que, cuando acudís a un museo, jamás os planteáis si lo que estáis viendo ante vuestros ojos debería, o no, estar donde está? ¿Si esa joya, vasija o cuadro inmenso tendría que estar, en realidad, en otro lugar del mundo y no colgado de esas virginales paredes blancas para deleite de aquellos que pagan por verla? ¿En algún momento nos hemos planteado la posibilidad de que, tal vez, aquello que se nos ha expuesto en los museos con aparente neutralidad es, en realidad, el resultado de una estructura colonial y racista promulgada por los países de occidente?
Pregunta tras pregunta, reflexión tras reflexión y así hasta el final de este magnífico libro de Alice Procter, es como el lector se sumerge en esta desafiante obra donde a cada página nos planteamos no solo cuál ha sido, y es, el papel de los museos como constructores de historia del arte en sí, sino como hemos sido de cómplices en la creación de una memoria cultural que, tras leer este libro de Procter podríamos afirmar que, de alguna manera, ha sido “blanqueada” a gusto del consumidor.
Con una exquisita precisión por parte de la autora, capítulo a capítulo se nos desgranarán los espacios más emblemáticos de un museo tradicional para invitarnos así a la reflexión y al cuestionamiento sobre lo que se nos muestra, pero, sobre todo, lo que se nos oculta a los museumgoer-s. Y es que, no debemos pasar por alto que, el saqueo, la violencia imperial o las conquistas han sido, son y serán el origen de muchas de las piezas y obras que tenemos en los grandes museos de Europa, y así con la inevitable exposición a ese contexto imperialista, hemos perpetuado, sin haberlo querido o buscado, una narrativa extremadamente desigual.
Por todo ello, y mucho más, “El cuadro completo” de Alice Procter podría definirse como una de las obras más críticas, incómodas y que más hará reflexionar no solo a los consumidores museísticos sino también a los amantes de la historia del arte. Porque ampliar la mirada crítica y abrir el diálogo sobre el poder es, aún hoy en día, imprescindible porque, en ocasiones, todavía se nos olvida que la historia la escribieron los vencedores, pero… todo en esta vida tiene dos versiones ¿o no?