Ultra, nuevo trabajo de Disco Las Palmeras
Por Sandro Maciá.
¿Es tu vida un cúmulo de contrastes? ¿Estás harto o harta de sentir que tu existencia tienes más subidas y bajadas que una montaña rusa? ¿Te sientes más bipolar que los guionistas de Gandía Shore? Si es así, querido lector, tengo la solución a todos tus problemas.
Ahora, sin despegarte de la pantalla, sin moverte del sillón -¡eh, quieto! ¿Qué haces sacando la cartera?- y sin coste alguno vas a saber cuál puede ser el remedio a esta injusta marea de dicotomías personales. Porque, desde este momento, serás conocedor de que tus males se disiparán con ¡Disco Las Palmeras!
Y qué ancho me he quedado. Pero sí, Disco Las Palmeras, la banda que nos sorprendió con su Nihil Obstat (Matapadre, 2011), pese a tener nombre de garito de los años 80, tiene la calve para disipar toda contrariedad que se precie, pues seguirles a ellos requiere de un ejercicio tan sencillo como radical: o los amas, o los odias.
Energía, frenesí y un ímpetu que envuelve al oyente en un túnel hacia el centro de los sonidos enroscados son sus señas de identidad, unas señas que vuelven a estar presentes su nuevo disco, Ultra (Matapadre, 2013), en cuya promoción se encuentran inmersos en la actualidad y que, aun teniendo una tracklist que no pierde fuelle en cuanto al ritmo ni la filosofía estético-artística de la formación –atención a los títulos de sus canciones, tan cortantes y directos como el propio título del álbum-, ha generado opiniones de todo tipo.
Que su consagración en el indie ruidosamente atmosférico y guitarrero –con mucho cariño, sea dicho- al que nos tienen acostumbrados grupos como Triángulo de Amor Bizarro o Hola a todo el mundo (HATEM) es una realidad no puedo negarlo, ni yo ni nadie. A lo hecho, pecho, como suele decirse. Ahora, que la sorpresa que más de uno pensaba que iba a llevarse al ver en Ultra un salto cualitativo se ha quedado en nada y no ha sido tan mayúscula como creíamos también es cierto.
Nada que objetar respecto a los ritmos y la originalidad de Absenta o Algo mal (por citar un par de estos tiros sonoros y certeros) sino todo lo contrario: mantienen bien alto el espíritu que ya invocaron como banda en su anterior trabajo (sea a nivel estructural o de producción). Además, es por esto que tienen a su favor que la continuidad, en su caso, les lleva a la consagración y al estatus que merecen. Pero, como pasa con todo lo que nos gusta, siempre te queda la espinita de tender a comparar tomando como referente la perfección absoluta.
Perfectos o no, así son ellos. Y así los queremos. ¡Qué suene bien fuerte, qué suene Disco Las Palmeras!