Antihéroes perdidos en la oscuridad
Por Vanessa Díez
¿Quién no ha visto Trainspotting? Alguien no muy dado a la lectura me dijo una vez algo como que “es un clásico del género”, pues incluso un clásico ha sido antes creado por alguien, en este caso fue Irvine Welsh, alguien que te enfrenta a la realidad sin anestesia en su novela, alguien que te muestra los bajos fondos de Edimburgo, muy lejos de la zona para turistas, donde vive la gente trabajadora, familias afinadas en casas de ayuda social, sin salida. Fue llevada al cine por Danny Boyle, tras haber sido un éxito de ventas y celebrado por la crítica.
Perdedores, sin futuro, generaciones abocadas a las ayudas sociales, evadiéndose de una oscura realidad, viendo cómo mueren los demás a su alrededor, sin compasión ante otro que no sea uno mismo. Cuando picarse es cómo jugar a la ruleta rusa con el Sida, día tras día, o chute tras chute. Cuando el engaño para conseguir más mercancía es lo habitual, nunca importa quien llegue a caer, ni la familia, ni las mujeres, ni los compañeros de vida.
A modo de metralleta, un lenguaje directo, callejero, recorriendo una pandilla, sus sórdidos personajes, cada uno más adentrado en la miseria, sin escapatoria, sin un mañana. Irvine Welsh va dando forma a una realidad que nadie quiere afrontar, aquello que tan sólo se deja entrever en las noticias, cuando alguien muere por una sobredosis, de nuevo ver cómo alguien desaparece para no volver. Intentar escapar de la fuerza que tiene una adicción, que te consume y domina. Volver a caer, una y otra vez. Cuando intentarlo puede ser tan habitual, como dejar de hacerlo, ya nadie se sorprende por nada, evadirse es tan fácil. ¿Quién quiere luchar si te ponen tan a la mano la forma de dejar la mente en blanco por unas horas? Ya volverás al infierno al día siguiente, por la mañana cuando se haya terminado el maná de los dioses, cuando ya no te quede nada con que volar lejos de todo, volver de golpe y darte con los huesos contra el frío suelo, cuando preferirías seguir envenenándote y no ver que estás convirtiéndote en un despojo de ti mismo, en una sombra que se va desvaneciendo.
Juntos emprenden una misión para conseguir dinero fácil, pero todo tiene su riesgo. Todos desconfían, el más inocente clavará el puñal ¿Cómo vas a imaginar algo así? El perdón no es una alternativa ni con el paso del tiempo, siempre se podrán ajustar las cuentas, más tarde o más pronto, además los colegas nunca olvidan que los dejaste en la estacada.