Nace New Day
Por Sandro Maciá
Puestos a ser cursis, podría hacer aquí una oda a la valentía y un homenaje al emprendimiento, todo a golpe de tecla y sin otear más allá del horizonte que se me antoje como perfecto para empezar a soltar alabanzas sobre aquellos valerosos que no temen a la hora de embarcarse en nuevos proyectos. Tal cual. De hecho, puede que incluso en alguna ocasión –con la mejor de las intenciones, eso sí- ya lo haya hecho, vayan ustedes a saber. Pero, ¿en qué lugar quedaría mi criterio si sólo fuera eso lo abordado en estas letras? ¿Qué clase de respeto estaría mostrando ante la –no siempre fácil- labor del artista?
Ninguno. Ya lo digo yo. Pues de lado estaría dejando otros aspectos que van unidos a ese arranque de bravura y gallardía que todo músico muestra al iniciar una nueva andadura en su carrera, aspectos como el talento que refuerza la ilusión por lanzarse al camino abierto, como el ansia por seguir haciendo de la música una forma de vida, como la pasión por no ceder ante el miedo a no estar a la altura de anteriores etapas, como… ¡como todos los que ha demostrado reunir en su trayectoria profesional, disco tras disco, una figura más que importante del panorama musical de nuestro país: Amparo Llanos!
Sí. Ella. La misma que viste y calza. La que fundó junto a su hermana Cristina, hace más de veinte años, Dover. Ella. La que no escatimó en darnos gloriosos momentos a las cuerdas desde Sister (1995) hasta Complications (2015) –pasando por el brutal Devil Came To Me o el, a mi entender, infravalorado The Flame- y cuyas composiciones al frente de la citada banda de rock –principalmente, aunque no es desdeñable su incursión en la electrónica y el electropop- son parte inamovible de nuestra adolescencia y edad adulta. Ella, la que ahora vuelve a la carga con nuevo grupo de aire y estética tan primaveral como su nombre –New Day- y como el título de su recién horneado primer disco, Sunrise (2017).
Nacido de su incansable afán por la experimentación, New Day empieza a fraguarse en su mente en 2015, mientras Dover vivía sus últimos días como banda después de 24 años de trayectoria. Sin embargo, no es hasta un año después cuando, ya con Samuel Titos (ex Dover) al bajo y Jota Armijos (ex Fuckaine) a la batería –otros dos grandes en esto de la música, sin duda-, la formación se lanza en cuerpo y alma a presentarse en sociedad –con estreno y sold out en el Wurlitzer y con un showcase en la sala Costello, ambas en Madrid- y a dar a conocer cada uno de los trece temas de su Sunrise, o lo que es lo mismo, cada uno de sus cortes forjados desde dentro a partir de la experiencia acumulada de años y años en la carretera y sobre las tablas.
De ellos, Stay ha sido la composición escogida como single, a modo presentación de inspiración folk y sencillez estructural, para dejar entrever qué podemos encontrar en las otras doce piezas que conforman un tracklist uniforme pero lleno de matices y eclécticos giros. Así, además de las clásicas distorsiones a manos de Llanos y Titos –protagonistas en la mayoría de cortes, pero especialmente en Wanna Know, Painting in the sky o la impresionantemente adictiva Free-, Sunrise cuenta con ritmos folk y melodías que se van desarrollando entre voces arropadas por bases sintéticas y percusiones bien traídas– sirva de ejemplo las animadas Say yeah y Love Chains, la “electrorockera” In my room o la folky Jupiter and the Farmer-.
Junto a las citadas canciones, Get away, Ten times twuelve, Rolling down, One day y la homónima Sunrise cierran un trabajo que, grabado en El Invernadero de Madrid bajo la producción de los propios Amparo y Samuel y con la mezcla de Ferni Duhalde, sorprende y gusta.
Una propuesta nueva pero con un elenco que sabe ño que hace y, mejor aún, cómo hacerlo.