Saca la Lola Vendetta que todas llevamos dentro
Por Vanessa Díez
Una noche después de cerrar en la heladería llegué al piso de mis padres fuera de mí, tan sólo me acompañaba un litro de limón granizado. Cuando llegué encontré a mi madre, le pedí alcohol para mezclar con aquello. Cómo me vería la pobre que sin preguntar miró en el armario del comedor y me acercó una botella de ron, no había ginebra, pero iba a servir aquella noche. Le pedí que me dejara sola. Tenía reciente la ruptura con mi pareja, estaba rota, no podía más, me desangraba a cada paso.
Pinté durante horas. Hasta el amanecer. Aunque ya tenía en mente el proyecto no fue hasta aquella noche en que empecé a cubrir de óleo el lienzo. Después no lo volvería a tocar. Me representé desnuda, con las piernas hundidas en el barro, rajada por todo el cuerpo, sin corazón, tan sólo quedaba la herida, con los brazos abiertos, con las palmas de las manos hacia arriba, mostrando las manos vacías y mi corazón tras de mi. La tierra que había a mi alrededor y debajo de mí era oscura y estaba revuelta. A mi espalda tenía en un lado mi corazón, representé el órgano palpitante, y en otro la torre del cambio.
Convierta su mierda en arte. Siempre he creído que no hay otra forma de crear. Desde la entraña, abriendo el alma. ¿Qué Pacha Mama? de Raquel Riba Rossy me ha recordado a aquel cuadro que pinté por uno de sus dibujos, uno en el que se saca el corazón, aunque hay varios en los que está rajada o herida. Lola Vendetta es un personaje femenino con mucha fuerza, ha construido un reflejo en el que muchas niñas y mujeres podrán apoyarse.
Bienvenida a la maldición de la menstruación. Lola hundida en su propia sangre. Lavando sus bragas. Dolorida y desangrándose. La relación de apegos feroces con su madre será el camino para llegar a ser la mujer adulta en la que se convertirá. Las ideas primero nos vienen del entorno, papá y mamá, después iremos siendo capaces de pensar por nosotros mismos.
Raquel habla de temas de mujer que han sido silenciados muchas veces en el pasado y que ya es hora que se hable de ellos con normalidad, entre mujeres y con los hombres, para poder avanzar. ¿Qué es ser mujer? y ¿qué es ser hombre? distinguir tan sólo por género es un concepto simple, todo tiene matices, nada es blanco o negro. En una de las imágenes llueven juguetes sobre el niño y sobre la niña lo que llueve es todo el arsenal de mujer adulta. Desde pequeñas sabemos usar el pintalabios, nos ponemos los tacones de mamá, nos miramos en el espejo, nos visten de rosa, nos dicen que bonitas somos y nos llaman princesas. Así no seremos casi niñas, se va acelerando cada vez más la edad de la pubertad. Después las vemos cada vez más pronto con minifalda, camisetas ceñidas, tacones y labios rojo pasión. Culpamos a las adolescentes, pero ¿quién pisó el acelerador? ellas estaban tranquilamente con sus barbies, pero todo aquello que les mostramos les hizo querer llegar hasta nosotros. Después se las deja expuestas ante el lobo sin protegerlas. Deja que el lobo te coma querida, casi no te dolerá.
El cuerpo de la mujer se ha convertido en oscuro objeto de deseo, primero en el arte, después en el cine y la publicidad. Que predomine el tratamiento sobre la mujer como objeto sexual es un arma de doble filo que degenera en situaciones que no podemos controlar. Que una mujer no pueda salir de noche no es la solución, si no un retroceso, cuando deberíamos desear mujeres libres. «Por qué no todos tenemos útero, pero todos hemos salido de uno» hay que construir relaciones sanas con las mujeres de nuestro entorno, seamos hombre o mujer. Crear mujeres libres y seguras que transmitan lo mismo a las generaciones futuras.
La educación de las niñas y niños de hoy nos dará como resultado a las mujeres y hombres del mañana, si no queremos más manadas hay que hablar con normalidad de menstruación, de feminidad, de sexo, de nuestras diferencias, de nuestras semejanzas y reforzar su parte emocional, para no potenciar estereotipos, ni dejar crecer la inseguridad y el miedo. Si queremos una sociedad fuerte hay que crear bases sólidas día a día, sembrar mujeres conscientes, con las menores heridas posibles, y hombres preparados para acompañarlas en el camino de la vida, aplico lo mismo a parejas hombre-hombre o mujer-mujer , todos reunimos el puzzle de nuestra parte femenina y masculina con aquello que tenemos a nuestro alrededor durante nuestro crecimiento, después sólo se refuerza y enquista.
Por cierto, el cuadro lo quemé una noche de San Juan para liberar lo viejo con mi ritual.