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LA LUZ AZUL DE YOKOHAMA DE NICOLÁS OBREGÓN

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por Susana Flores García

En algunos casos, la realidad supera a la ficción.

Nicolás Obregón se estrena por todo lo alto en el mundo del thriller con una espeluznante historia basada en hechos reales, el treinta de diciembre del 2000 un asesino entra en la casa de la familia Miyazawa y a sangre fría acaba con la vida de los cuatro miembros.  No hay móvil, no hay culpable y a pesar de las diferentes pruebas de ADN que encuentran en la vivienda y todos los recursos que la policía pone en práctica para poder dar con el asesino y evitar una psicosis en la ciudad, a día de hoy, el caso sigue sin esclarecerse, solo hay algunas hipótesis que no han llegado a dar con el culpable. 

Esta vez viajamos a Tokio para conocer a Kosuke Iwata, un policía formado en Estados Unidos, con métodos poco ortodoxos que aterriza en su nuevo puesto de trabajo en la Unidad de Homicidios de la Policía Metropolitana de Tokio en el momento clave para revivir el caso de la familia Miyazawa.  Hideo Akashi el hasta ahora inspector del caso se ha suicidado desde el Puente del Arcoíris y ahora el sangriento asesinato de la familia es cosa de Kosuke Iwata que descubre varios indicios en la escena del crimen que le hace percatarse que todo es obra de un asesino en serie, también encuentra varios detalles que no aparecen en el informe por lo que tiene pocos hilos de donde tirar, lo que sí tiene claro es que tiene que encontrar al asesino antes de que vuelva a matar.

Kosuke Iwata cuenta con la ayuda de su joven acompañante Noriko Saki y junto a ella descubre en el lugar de los hechos un sol negro dibujado en el techo y ahí es cuando empieza la búsqueda. Después de los escalofriantes hechos y conocer los detalles macabros de lo que parece un sacrificio no puede dejar de preguntarse si el suicidio del inspector Hideo está relacionado ¿Lo hizo por no poder esclarecer el caso? ¿el inspector ha sido otra víctima? ¿Por qué una familia ha sido cruelmente asesinada el día de San Valentín? A estas preguntas le sumamos una pesada mochila que Iwata carga desde hace años, un pasado y una canción que repite sin cesar. Sus compañeros tampoco le facilitarán el trabajo llegando incluso a odiarlo por los métodos que imparte.

El autor da vida a los personajes creando una novela atípica que, aunque el protagonista siga un poco los estándares de inspector atormentado por el pasado consigue que no le encuentres similitud con novelas de este género, presentándonos también personajes distintos que son claves para poder hacer de esta, una novela brillante y una trama adictiva. 

En mi opinión un poco lenta, pero con unos giros inesperados, llena de misterio y que cuando parece que todo esta claro como por arte de magia vuelves al principio, nada es lo que parece. Sin duda, una lectura totalmente recomendable y que no os dejará indiferente.

 

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