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Los astronautas de Laura Ferrero

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por José Luis Romero González

Los astronautas de Laura Ferrero

Los astronautas de Laura Ferrero

«Yo tenía una familia, pero nadie me lo contó»

Escribe Manuel Jabois – autor de Malaherba, Miss Marte,….- que leyendo Los astronautas de @lauraferrero «da ganas de vivir». No lo niego pero en mi caso ha conseguido rescatar los álbumes de nuestras familias (de una, uno y de los otros – hijos de una y uno-) y rebuscar en el archivador alargado, metálico, que contuvo fichas de libros y que ahora llenan fotos. No he podido volver a ver los vídeos de celebraciones -en super8- porque su aparato se encuentra atascado por el polvo doméstico en el trastero. Es decir, he revivido. Gracias.

«Lo que te queda, si quitas a un padre del álbum familiar y pones a otro, es una mentira»

Una historia no cuenta la verdad, sino una verdad. Así se comenta en la contraportada. Lo mismo ocurre con cada foto. No es lo más interesante de ese instante de una existencia. Falta todo lo que no se plasmó. Quién la hizo, quiénes estaban presentes, los ausentes que  debieron estar allí y faltaron, lo ocurrido antes y después de su realización,…y qué pensaban los retratados (que, quizá, no desearon posar). Qué los unía o qué los separaba… Hay algo de mágico en atrapar lo momentáneo, en conseguir que se queden, que nos miren y miremos,… No sabremos cómo se narraban las historias antes del descubrimiento del daguerrotipo. Lo que es seguro que la fantasía – llamándola verdad de cada narrador- era más amplia. Lo plasmado por @lauraferrero nos abre su mundo y, por sorprendente, el nuestro.

«… el ritual de comprar la revista TP…».

 Cuántas rutinas, acciones, nombres de utensilios y pequeños electrodomésticos que correspondían a su marca, … Algo necesario en aquellos momentos y superfluo ahora en que necesitamos muchas otras cosas y más caras. Cuánto nos rodea para edificar los pilares de una felicidad con cimientos en losas resbaladizas lo que convierte en felices los años en que la única arquitectura que construíamos era con poliedros de corcho coloreados

«La Barcelona de mi infancia y mi adolescencia es marrón y gris». 

Como el mundo de Carmen Laforet descrito en «Nada». Creo que no era ese su color, sino que los tenemos conservados, grabados, impresos, … con esos colores por degradación  de los auténticos, de los que nos rodearon. Mi infancia, andaluza, tenía una luz cerúlea, intensa, viva,… que al recordarla -tan falta de tantas cosas- le damos una pátina de grises. Del gris de las carencias y de las ausencias.

Tan magnífico como toda la historia de » Los astronautas», publicada por @alfaguara, es su final:

 «Las historias que miran al pasado sólo sirven, en realidad, para poder mirar al futuro»

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