Cuerpo vítreo de Aurora Freijo Corbeira.
por Vanessa Díez Tarí.
Una olla a presión. Gritar debajo de las aguas. Desanudar la garganta. Ahogarse en sueños. Ausente en la vigilia. Descubrir que se siguen los pasos. Se repite el pasado. Víctima y verdugo unidos en una. Somos nuestro peor demonio. La enfermedad se hace carne. Su voz ya te lo dijo. Sin querer escuchar las historias de cada mujer. El síntoma aulla. Hipertensión. Descompensada. Nerviosa. Fuego en el hígado. Falta de libertad. Permitirte vivir. Saltar sin red. Déjate caer. Sin pensar. Tan sólo sentir.
“Cuerpo vítreo” de Aurora Freijo Corbeira nos habla de una historia de madres e hijas. El nudo eterno. La enfermedad heredada. El dolor que traspasa el femenino. Todo se hereda. También la forma de vivir, sentir, sufrir y malvivir. A través de los ojos que no quieren ver. Dejar de sentir lo que tanto duele. Ese amor desnutrido por el otro al que no se puede renunciar y consume hasta las entrañas. Y Aurora Freijo nos va pasando de mano en mano entre el demasiado sentir de la hija, rota por un desamor, y la enfermedad y muerte de la madre. Ciega la madre. Ciega la hija. Los hombres les arrebataron las ganas de beber la vida. Todo duele demasiado. Silencios de desgarro eterno. No se comparten las miserias, pero se transmite esa rabia, esa mandíbula encajada, ese útero enfermo y ese llanto eterno que deja sin sueño a los ojos. No querer sufrir más. Cerrar la puerta. Cuerpo vítreo. Cuerpo hecho de vidrio. Dejar de sentir, ni lo bueno ni lo malo. Nada. Si me dejaste estancada en las aguas negras del martirio no quiero que nada me alcance. El goce hace mucho me abandonó. Sólo me has dado tormento. Amor amargo. Fruto del hombre sin calor ni afecto. Vendrá a mi cada vez un hombre cómo tú. Que obtendrá de mí el calor que no contiene y me dejará vacía. Cada vez volverá tan sólo a llevarse de mí parte de mi alma. Y cuando nada me quede, enferma y consumida. Me veré ante mi madre. Ambas sin ojos, consumidas, lejos de los hombres que nos devoraron. Aullando de rabia y dolor. No. No quiero ver. Arráncame los ojos hija. Hija no puedo más. Te arranco los tuyos para evitarte mi calvario. Mi dolor me traspasa y consume. Madre te acompaño en tu vida y en tu muerte.
“Cuerpo vítreo” de Aurora Freijo Corbeira es una oda a la enfermedad. Madre e hija se abrazan en el dolor. Vida y muerte. No ver y ser vista. El amor insano y la vida de sufrimiento.