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Fuego en la sangre de Irène Némirovsky

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por Ana Olivares

Fuego en la sangre de Irène Némirovsky

Fuego en la sangre de Irène Némirovsky

Cuando me hierven las venas.

 

Era un pueblecito de la Borgoña de una tranquilidad inalterable, Silvio, mayor y solitario ha dilapidado su fortuna viajando y ahora se dedica a observar a vecinos y familiares. Pero una muerte inesperada revela los secretos de juventud y pasiones que parecían extinguidas.

 

No hay mejor descripción para definir esta fabulosa historia.

Una ficción clásica y casi victoriana que comienza apaciblemente como los pensamientos de un anciano de alta alcurnia que carece del dinero suficiente como para mantener cualquier lujo asociado a su posición social, y que acepta su austero presente debido a que se sabe responsable de su ímpetu de juventud. Parece que la vida ya no tiene nada preparado para él. Ha agotado los últimos años de su existencia en botellas de vino, una pluma y algún pequeño placer cotidiano, y casi malvive en su pequeña casita en mitad de la campiña. Está bastante apartado del pueblo, pero relativamente cerca de sus primos, con los que aún comparte una relación estrecha. Si no fuera por ellos, apenas tendría excusa para salir de casa y aunque en ocasiones, ni lo pretende, debe cumplir de tanto en tanto con los pocos compromisos sociales que se le presentan. Su primo Érad, su prima Hélène y su hija Colette, lo suelen visitar, por ser familia y un poco por pena, ya que no entienden como puede vivir en esa especie de ratonera que tiene por casa, solo y sin una esposa que lo pueda cuidar.

El entorno es bastante atrayente para el lector, pues nos sitúa en el centro rural de Francia, casi por completo propiedad de grandes arrendatarios y funcionarios públicos. Sin embargo, si nos ponemos en la piel de algunos de sus personajes, es una tierra alejada de los placeres de la capital y del bullicio de la gente joven en busca de nuevas oportunidades y nuevas relaciones. Tampoco goza de la elegancia de los grandes salones franceses o de esas casas aburguesadas ricamente decoradas como encontraríamos en otros escenarios de dicha autora. Y es que nos deja claro que la Naturaleza aquí es la dueña de la narración, y también influye en los personajes por sus paisajes nevados, de lluvia o bien por el amanecer y las luces que anuncian las mañanas primaverales. Además, no se extiende demasiado en descripciones, ya que se centra en la trama de los personajes y nos regala misterio y morbosidad desde el momento en el que el marido de la recién casada Colette aparece ahogado en el río. Tan joven y de pronto viuda, una vida para nada comparable con la de su madre Hélène ha mantenido con su padre. Un matrimonio perfecto que parece haberse afianzado aún más con el paso de los años. Por otro lado, tenemos a su compañera de aventuras, la joven Brigitte Declos, antes protegida de su tía Cècile, quien la crio como a una hija a pesar de no haberse casado nunca. Su tía siempre fue una solterona, pero desde su fallecimiento, parece que a su amiga Brigitte no le han ido mal del todo las cosas. Envidia su capacidad para ignorar las habladurías que cuentan en el pueblo acerca de su ligereza moral. Pese a ello, decide concentrarse en su nuevo destino solitario, en el que debe tomar las riendas de su hacienda, tal y como es capaz de hacer su madre, una mujer de reputación intachable. Todos estos acontecimientos los iremos descubriendo a su vez gracias a Silvio y a sus observaciones; y es que nadie presta atención a un viejo pobre. Parece que sus avistamientos siempre son fortuitos, a su vez, le devuelven pasajes de su propia historia que permanecían desterrados por no haber tomado forma en su momento. Esto lo hace replantearse muchas cosas, incluso no intervenir ante una posible equivocación que revele ciertos secretos ya enterrados. El posible asesinato del marido de la señora Collete, acelera una serie de acontecimientos que enrevesan la trama haciéndola mucho más compleja de lo que aparentaba en un principio. El giro que toma la historia revela aspectos de la juventud de Silvio, que implican inevitablemente a sus primos, y por consecuencia a esas jóvenes esposas que apenas han iniciado su camino dentro de una comunidad agrícola, pero rica y orgullosa.

Lo más destacable es la facilidad para transportar al lector a esa atmósfera absorbente, en ocasiones trágica y asfixiante que te atrapa desde la primera palabra. Es complicado explicaros una trama que merece la pena ser descubierta, por lo que lo he descrito en general, sin entrar en detalles cruciales; sólo decir, que todos escondemos secretos que normalmente están relacionados íntimamente con nuestras pasiones. Sin embargo, esos secretos, si ven la luz, son capaces de derribar la máscara con la que nos mostramos al mundo; o destrozarlo por completo.

Había tenido la oportunidad de leer algunos otros títulos de esta autora en otras ocasiones, y desde luego, se puede afirmar que nunca defrauda. Sus tramas suelen ser igual que enrevesadas que las propias relaciones humanas, primando siempre el aspecto psicológico y sentimental de cada uno de los personajes, haciéndolos pasionales, imprevisibles y víctimas de sus propias decisiones. En ocasiones se puede detectar que nuestra autora se centra en el estudio sociológico de estos, sobre todo, les da profundidad con sus luces y sombras.

Su título, no sólo abarca la historia en sí, sino las propias historias personales de sus protagonistas entrelazadas entre sí, lo que nos ofrece un final apoteósicamente triunfal.

Por no mencionar un rico vocabulario al servicio de una pluma ágil e inteligente que no deja nada al azar y que revela sus trucos sólo cuándo a ella le apetece, sin dejar de ser una lectura de fácil comprensión y que siempre consigue tocar alguna fibra en el lector.

Desde luego, sus novelas nunca te dejarán indiferente y suelen ser sorprendentes, sin importar el tema en cuestión… ¿Estáis reparados para sentir fuego en la sangre?

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