Matar el nervio de Anna Pazos.
por Vanessa Díez Tarí.
¿Las españolas sólo se depilan en verano? Nunca me lo había planteado. Una se enfrenta a ese suplicio que cómo decía aquel anuncio “tiene los días contados” de la mejor manera. Y a veces la más barata y quizá menos dolorosa, aunque no tan duradera. Pruebas cuchilla y crema antes quizá que la cera caliente si te aventuras en casa. La cera caliente en casa es para expertas, lo he conseguido en axilas y labio superior. Depilarse con la esteticien para preparar la temporada también es toda una experiencia. Dos buenos tirones pueden dejarte un dolor intenso. B. fue mi compañera brasileña aquel verano en la heladería. Enfadada me tiró aquella pregunta a bocajarro. Vivía en el pueblo desde el pasado invierno. Asistía regularmente cada mes a la esteticien para su depilación. Pero según se había ido acercando el calor cada vez había tenido más problemas para tener su cita. En la novela de Anna Pazos “Matar el nervio” también nos encontramos con este choque cultural ante la depilación. Al parecer las griegas como las brasileñas se depilan el coño completo con cera caliente. “Cualquier alternativa se considera barbárica”.
Anna Pazos en “Matar el nervio” nos adentra en un viaje iniciático. Grecia es su primer destino. Un Erasmus sin mucha responsabilidad académica. Conociendo gente de la zona, fumando maría y dejando pasar la vida. Volverá a Grecia una y otra vez. Será su talón de Aquiles. Y cada vez caerá con un hombre distinto que la adentrará en un vacío existencial que provocará un cambio de rumbo. No querrá calma, si no actividad frenética. Cuanto más peligro, más se acercará al límite. Jerusalén y el conflicto de Gaza. Volver a Barcelona y sentir que se pierde la vida. Necesitar la adrenalina. Ponerse en peligro. Una y otra vez. Viajar a Turquía con un fotógrafo mayor que ella y convertirlo en uno de los hombres de su vida. Adicta en éxtasis a hombres que la ponen en peligro. Se pierde a sí misma a través del sueño de otro. Su vida se detiene. Un barco a la deriva. En aquel viaje terminan deteniéndose un largo tiempo en Lanzarote. El viento no les ayuda. “Lanzarote es una roca negra hecha de sedimentos volcánicos, una especie de pospaisaje donde todo es yermo y seco y caliente”. Aislada con él en una zona poco poblada de la isla. Tiempo irreal compartido. El principio del fin. Un año se cumple en la isla desde que empezó la aventura. Ha amontonado relaciones desechables. Ahora se plantea que la fascinación y el deseo han llegado a su fin. Pero aún queda viaje juntos. No querer aceptar la realidad. Terminar salvándose a sí misma.
Y Nueva York es el penúltimo destino. “Vivir en Nueva York es como enamorarse de un hombre casado”. Con la sensación de haber llegado tarde a la vida. Sobre todo tarde a la ciudad que nunca duerme. Descubrir sus contradicciones. Otra adicción. La huida. Volver a las relaciones fallidas. Quizá alguien que te caliente las sábanas en el frío invierno. Pero aunque consigue a alguien no es capaz de disfrutar de la calma conquistada.
Anna Pazos en “Matar el nervio” nos habla también de cómo creció el #Metoo en la gran manzana y en qué derivó. Una movimiento que alzó la voz de muchas mujeres ante violaciones y abusos sufridos ante sus superiores por el hecho de ser mujeres y silenciadas por la misma razón. La escritora es crítica con un movimiento que no acepta más que una única visión. Estar dentro o fuera. “Emanaciones de una misma misoginia con carta blanca que se ha convenido en llamar cultura de la violación”.