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No me acuerdo de nada de Nora Ephron

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por Vanessa Díez Tari

No me acuerdo de nada

No me acuerdo de nada de Nora Ephron

​«La realidad es que he vivido toda mi vida sin creerme en serio que fuera a envejecer» Joan Didion.

Esta cita de Joan Didion resume «No me acuerdo de nada» de Nora Ephron que como ya hiciera en «No me gusta mi cuello» disecciona, argumenta y se ríe, mejor reír que llorar, de los traumas femeninos y el resto de demonios que bailan a su alrededor con el paso del tiempo. Las voces están ahí y nos gritan. Mejor dejarlas salir. Otras veremos la senda por la que poder transitar.

«No me gusta mi cuello» empezaba con una disertación sobre el propio cuello y los de sus amigas, aquello que no se puede esconder. Podrás operar cada centímetro, pero el cuello siempre te delatará. Y «No me acuerdo de nada» empieza con las pérdidas de memoria. Algo que todos tenemos, pero que va en aumento de forma inevitable. En mi caso me ahorro la parte de olvidar los nombres de la gente, no los recuerdo directamente. Ahorro de espacio. En cambio, una cara puedo recordarla durante años. Y las cosas necesito que tengan siempre un lugar establecido para no volverme loca buscándolas.

Nos lleva a sus primeros pasos como periodista. Aquella época en la que pocas mujeres se aventuraron y empezaban como  ayudantes o correctoras. Nora aprovecha los saltos del destino y de la revista Newsweek llega al Post. El resto es historia. Directora, guionista y mujer de principios y llena de contradicciones. Pero no tiene temor a hacer balance y mirarse.

El humor de Nora no tiene desperdicio. Las anécdotas que desgrana con tanto detalle haciéndote partícipe de ellas. Desde aquella periodista famosa que su madre echó de casa hasta las cenas de Navidad con amigos y el conflicto con los postres. Pero no esconde nada. Su amor por la cocina está presente y nos regala recetas.

Y también confiesa cómo se sintió ante sus fracasos creativos. Los fracasos marcaron más que los éxitos y estuvieron más tiempo reescribiéndose en su cabeza. Lo mismo pasó con sus divorcios. Estuvieron demasiado presentes hasta que pasó el tiempo. «Durante mucho tiempo, el hecho de haberme divorciado era lo más importante sobre mi».

Ahora lo más importante pasa por ser vieja. Y mete la manos en ese fango oscuro que es la vejez y la muerte. ¿Cuántos años buenos me quedan? ¿He hecho algo con mi vida ¿He llegado a algo? Quedarse con los detalles sencillos cotidianos. Hacer lo que a una le gusta. Y tener curiosas listas de que echaré de menos y que no. ¿Qué echarás de menos cuando te vayas?

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