Suya era la noche de María Ovelar
por Lara Vesga
No es «Suya era la noche» una lectura cómoda ni supongo que pretendía serlo. Es más bien turbadora, inquietante y provoca tensión y varios picos de angustia. En muchos momentos dan ganas de traspasar las páginas y de agarrar a la protagonista por los hombros para pedirle que pare ya con su bucle. Y, sin embargo, es fácil ponerse, de un modo u otro, en su lugar. Sobre todo, si se es mujer. Así que, de cierta manera, no estaríamos sino zarandeando a nuestro propio yo del pasado.
Esta es la historia de Victoria, poeta e influencer, también periodista. Victoria vive al límite y su vida es una continua espiral de sexo, drogas, alcohol y relaciones tóxicas. Siempre a la búsqueda de la horma de su zapato, siempre tratando de encajar a nivel social, laboral y amoroso, siempre rodeada de gente, pero siempre sola, con la única compañía del deseo y la culpa, Victoria acaba cosechando a su paso un odio entre amigos y conocidos por el que al final termina por poner tierra de por medio y desaparecer. Es entonces cuando Mireia, su mejor amiga, decide intentar comprenderla a través de la escritura, mediante un ejercicio de reactivación de la memoria dormida.
En una narración que abarca varias etapas de la vida de su protagonista, desde 1987 hasta 2020, y que describe su evolución, o quizá su involución, la poeta y periodista (comparte oficios con la protagonista de su novela) María Ovelar (Alicante, 1982) explora una de las búsquedas vitales más complicadas que existe, la de la propia identidad, y lo hace mediante mecanismos poco transitados en la literatura, como son el placer sexual de las mujeres y el despertar de su conciencia personal y colectiva.
Que levante la mano quien a esta lectura no le reviva algún fantasma de su pasado. No creo que nadie la alce. Al final todos y todas en algún momento hemos hecho cosas por encajar en el molde. “Quería escribir desde las vísceras y a la vez retratando una historia que prácticamente es la que hemos estado viviendo muchas personas, en los últimos años, con el despertar que ha habido. Son escenas y situaciones duras. Luego al ver, los testimonios que se están dando a través de redes sociales, en estos ambientes, tanto el literario como el musical, quizá me haya quedado corta y haya fabulado demasiado poco”, cuenta la autora en una entrevista para la revista Glamour.
Ciertamente, este estremecedor debut en la novela de María Ovelar que es imposible que deje indiferente a nadie, avanza con pasajes llenos de odio y frustración, otros repletos de deseo y anhelo y otros de ansiedad y pena. También hay espacio para la sonrisa, incluso para la carcajada, quizá porque yo también soy periodista y también trabajé en Madrid en un periódico en el que hubo algunos ERE y, además, también aprendí las lecciones de Miguel Ángel Bastenier, quien como recuerda un extracto de la novela, decía que “los oficios que empiezan por p no son de fiar”.