Crónica de un escritor frágilmente complejo.
Por Francisco Gómez.
«Fui un niño llorón, un adolescente confuso, un joven tímido y un maduro tragicómico», dice uno de los grandes escritores de la lengua española, natural de León, Luis Mateo Díez, que acaba de publicar «Fábulas del sentimiento», un conjunto de 12 novelas cortas que rinden homenaje a las novelas ejemplares de Cervantes, como explicó el profesor José María Pozuelo Yvancos, en la seguda de las convocatorias «Cada Cual-Encuentro con Autores Contemporáneos», dentro del ciclo de charlas que organiza el Instituto Alicantino de Cultura Gil-Albert en Alicante.
Dejemos hablar a este prolífico autor que ha explorado desde los 50 su propio camino para contar historias con larga trayectoria en sus alforjas y novela pendiente de título prometedor, «La soledad de los perdidos». Calle este periodista que reconoce haber leído poco su obra.
«He tenido previsión de proyecto y un camino de depuración en la manera de escribir, de indagación en el sentido de la vida y la deriva al mundo fabulístico. Hay un tono común en todos mis personajes. Son héroes del fracaso con un asomo metafísico. Hay una fauna que completa un mundo. Y la flora ha variado con pinceladas de sombra donde es fácil perderse, las pérdidas que le suceden al hombre contemporáneo. Soy un escritor del siglo XXI, con técnicas del siglo XX y el ojo puesto al siglo XIX y a sus grandes novelas».
Este escritor leonés, que se declara seguidor de la novela realista italiana de mitad del siglo XX y los escritores centroeuropeos, con un aire a sus años a la figura de Don Miguel y su Quijote enamorado, desvela a sus lectores algunas claves de su denso pensamiento narrativo: «percibo un hondo sentido de la fragilidad. Somos los «bichos» más complejos pero perdemos la complejidad para ser complicados, una deriva menos interesante». Sus personajes, como él mismo los retrató con sus nombres tan sugerentes, «tienen grandeza de límites. Nunca ceden ante la derrota pero en todos existe la conciencia de la fragilidad y la tiranía de los estados de ánimo».
El profesor Yvancos subrayó que dos de sus novelas «Camino de perdición» y «Fantasmas del invierno» marcan la trayectoria literaria de Mateo Díez con la sombra siempre presente del reino de Celama. Por su parte, el profesor Torregrosa destacó que los personajes del escritor leonés se aferran a la vida y mantienen su dignidad. Indagan en su pasado y en la vida de los demás como el enorme retablo de Celama y sus más de 100 personajes, todos muertos, todos acosados por la pérdida, la desaparición y el olvido. La desmemoria.
«En mis novelas hay bastante infancia, no mucha juventud ni madurez y bastante vejez», palabra que gusta decir a Mateo Díez. Viejo y no el eufemismo que todos sabemos.
Y Luis Mateo Díez nos habla de su último proyecto, aún sin publicar a la altura luminosa de sus 70 atardeceres. «Se titulará la «La soledad de los perdidos» y parte de la materia de la vida que tiene que ver con este panorama terrible del oprobio moral, de cómo se desmoronan los grandes pensamientos, las ideologías. Seguimos sufriendo por causas parecidas como hace tanto tiempo».
Place escuchar a este escritor de pensamiento hondo y vida intensamente vivida de quien seguro quedan por recibir muchos frutos. Este periodista les invita a ahondar en sus libros. Receta que se aplica a sí mismo.