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Una flor en el asfalto de Eduardo Barba (ilustrado por Raquel Aparicio).

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por Rubén J. Olivares

Collage del libro

Collage del libro «Una flor en el asfalto de Eduardo Barba (ilustrado por Raquel Aparicio)».

“Una flor en el asfalto” de Raquel Aparicio y Eduardo Barba es un hermoso libro ilustrado por Raquel Aparicio y redactado por el botánico Eduardo Barba en el que nos invitan a adentrarnos en el maravilloso mundo de las plantas. Una obra que fusiona el conocimiento botánico de Eduardo Barda con el arte visual de las ilustraciones de Raquel Aparicio a través del cual nos adentraremos en la riqueza de la flora que nos acompaña en las ciudades en las que vivimos y que a menudo ignoramos en el mejor de los casos o nos dedicamos a tratar de destruir en nuestro afán por cubrir las ciudades de gris cemento.

Esas plantas que llamamos despectivamente “malas hierbas” cobran en este libro un merecido protagonismo a través del cual nos interpelan y nos invitan a descubrirlas con otros ojos. “Una flor en el asfalto” es una invitación a aprender a mirar con otros ojos las ciudades por las que nos movemos diariamente y a observar las pequeñas manifestaciones de vida que surgen en cualquier grieta o espacio descubierto a través del cual brota la vida en forma de plantas. El botánico Barba pone vuelca todos sus conocimientos sobre estas plantas en este libro, convertido en una excelente guía para identificar y conocer a esas compañeras urbanas que nos sorprenden en los lugares más inesperados de las ciudades en las que habitamos. El enfoque que Barba vuelca en esta obra transciende lo científico, logrando transmitir una enorme empatía y despertando el interés por estas compañeras del reino vegetal que tendemos a despreciar, pero a las cuales deberíamos admirar por la capacidad de supervivencia y adaptación que presentan para desarrollarse en entornos tan hostiles como son nuestras ciudades.

Junto a las ilustraciones de Aparicio, la cual aporta a la obra una muestra de su talento como ilustradora a través de los evocadoras y delicados dibujos que acompañan al texto, nos adentraremos en el maravilloso y fascinante mundo de las plantas urbanas. Los dibujos de Aparicio, elaborados con sumo detalle como si se tratara del trabajo de una botánica del s. XIX, complementan el trabajo de Barba, invitándonos a reflexionar sobre las plantas ilustradas y a apreciar los detalles que acompañan a los dibujos de las compañeras que encontraremos en cualquiera de nuestros paseos urbanos.

Las ilustraciones de Raquel Aparicio se convierten en un elemento clave del libro, dado que invitan al lector a profundizar más en la lectura del mismo, al ofrecernos un rico tapiz repleto de detalles sobre cada una de las plantas que componen el mismo. Las plantas se convierten en protagonistas de este ensayo, presentándose con toda su belleza e invitándonos a mirarlas con otros ojos.

Una de las virtudes que destacan en “Una flor en el asfalto” es el tono reflexivo y poético con el que está escrito. En lugar de una voz omnisciente o un narrador externo, cada planta nos cuenta su propia historia en primera persona, lo que nos permite conectar emocionalmente con estas narradoras y acercarnos con otros ojos al mundo de estas resilientes y pequeñas criaturas. Con cada una de las plantas que componen esta obra descubrimos a un ser único, con una personalidad muy definida y marcada, que nos explica cómo ha logrado adaptarse al entorno en el que vive. Este enfoque permite que las plantas tenga una voz propia, llena de matices y emociones muy humanas. De alguna manera cada planta nos interpela y ofrece sus más íntimas confesiones sobre su vida.

“Una flor en el asfalto” no es sólo un precioso libro ilustrado sobre plantas urbanas, sino que transciende su carácter divulgativo para convertirse en un alegato en pro del ecologismo y la defensa de la naturaleza, mostrándonos la importancia que tiene la biodiversidad, incluso en los entornos más hostiles para la vida como los urbanos. Las plantas de este libro crecen en grietas del asfalto, pequeños espacios de tierra de parterres o espacios no urbanizados como solares, siendo consideradas a menudo como “malas hierbas”, cuando deberíamos verlas como supervivientes que nos muestran que la vida es capaz de abrirse paso por los espacios más hostiles, favoreciendo con su presencia la creación de entornos más adecuados para nuestro bienestar.

A través de las historias de estas plantas, los autores nos invitan a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y a valorar la vida en todas sus formas. Nos muestran que la belleza y la complejidad de la vida se encuentran en los lugares más inesperados.

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