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El hijo de Stanley pone patas arriba su vida

Por Vanessa Díez.

Un jarro de agua fría. Tener la sensación de que repites la misma historia, una y otra vez, la primera mujer te domina, no te escucha, hace y deshace a su voluntad, crea su propia realidad y vive a través de ella, y llega el día en que dejas de ser protagonista de su vida y otro ocupa tu papel sin tú ser consciente de ello hasta que ya es demasiado tarde. Después vuelves al punto de partida como una ficha buena y repites el paso por las casillas cumpliendo las reglas del juego social sin salirte de lo que se supone se espera de ti, sin ser canalla y sin arriesgar.

Stanley tiene una vida tranquila, pues su segundo matrimonio le ha dado estabilidad. Ya no tiene una neurótica en su vida, su exmujer que aspiraba a una vida de mayor lujo junto a él resolvió su frustración abandonándole y él ahora es feliz junto a una escritora. Todo marcha bien, tan sólo debe estar encorsetado en las fiestas que también ahora monta su mujer, ciertas cosas se repìten y uno no puede escaquearse, cumplir el protocolo es importante para el día a día de pareja sin altercados. Bueno y aguantar a la suegra y a la hermana de tu mujer, ¿pero quién no tiene esos pequeños inconvenientes en el paraíso?

En Stanley y las mujeres  de Kingsley Amis se nos habla de las relaciones que crea el protagonista a lo largo de su vida, ya sea con sus mujeres, primera y segunda, con su hijo, con su jefe o con otras mujeres. La historia principal gira en torno a Stanley y Steve, su caótico hijo, ya que su regreso a casa desencadena una serie de desastres dando un vuelco a la vida estable que su padre había creado. El hijo pródigo regresa y ya no es capaz de cuidarse por sí mismo, sufre algún tipo de crisis, no es el de siempre, algo que obligará a Stanley a estar pendiente de un hijo que creía en una vida independiente y que podía arregláreselas para salir adelante. Tan sólo le mandaba dinero de vez en cuando entre un trabajo y otro del joven, ya que estaba intentando ser escritor, pero cuando vuelve a verle está trastornado y tan sólo dice cosas sin sentido. A partir de ese momento Stanley se siente muy sólo, ya que debe recorrer el difícil camino de la recuperación de Steve y las mujeres que le rodean no querrán acompañarle. Se siente incomprendido y ni la psiquiatra ni su mujer finalmente le ayudarán.

En el prólogo nos definen esta novela de Kingsley Amis como un vómito, ácida y provocadora, la verdad no entiendo la creación de otro modo que no sea desde las entrañas. El autor escribió esta obra tras un divorcio y puso esa fuerza desgarradora en movimiento. Sus personajes femeninos no son ángeles cándidos sino mujeres fuertes que dominan sus vidas y hacen lo que sea necesario para salirse con la suya aunque uno se de cuenta tarde y no pueda hacer nada para evitar los desastres.

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