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Cinco nuevos chutes de Sidderales

Por Sandro Maciá

Ser un hombre de palabra no es fácil, y mucho menos en los tiempos que corren. Sin embargo aún hay quienes, habiendo tenido las narices –y el talento- de lanzar al público un desafiante guante en forma de álbum debut, se mantienen firmes en la aceptación del duelo que supone esto para con sus seguidores y, en lugar de volver la cara o centrarse en la búsqueda del punto más cercano hacia la huida, se yerguen ante las masas y vuelven a la carga con más fuerza que nunca, dejando claro que todo inicio, con constancia y ganas, termina por llegar a la consolidación.

¿Que no son muchos los que todavía pueden presumir de semejante entereza? Cierto, pero he ahí la ventaja: siendo pocos, es más fácil poner rostro y cuerpo a quien así se da a conocer y a quien sigue su camino con la valentía como lema, como ocurre con Sidderales, formación que nos retó a seguir creyendo en el powerpop verdadero con su “Siete” (Flor y Nata, 2016) y que, ahora, refuerza su fidelidad con el género y demuestra que aquel aperitivo musical era sólo el avance del gran banquete que nos van a ir ofreciendo con cada uno de los presentes y futuros sucesores de este, como ya podemos comprobar con Canciones Urgentes (Flor y Nata, 2017), último lanzamiento de la banda.

Sin haber perdido un ápice de su esencia, el cuarteto nacido en 2015 de la mano de Berto Rodríguez (Telegrama), Pepe Mata (bajo y militante en Pepe Chapman y los Malaje o Los Rawones), César Ramírez (batería “importado” de  San Pedro 29seis70) y  Joe Fulcanelli (guitarrista, perteneciente a la rockera A+B), bien podría haber optando por vivir de las rentas que les habría reportado el centrarse en emular por activa y por pasiva los aciertos que les llevaron a triunfar –véase el caso de La Chica del Metro, “hitazo” del grupo donde militó Berto-; no obstante, la integridad musical que les ha guiado desde sus comienzos, les ha llevado a que Canciones Urgentes se presente como una nueva entrega de cortes powerpoperos, electrizantes y basados en el binomio de la acción-reacción, pues como un dardo se acaban clavando en el tímpano hasta penetrar en nuestro cerebro, de donde ya nunca saldrán.

Si con su debut ya disfrutamos –autoparafrasenado- de sus “siete canciones separadas por los segundos justos para no morir en el intento de seguir el frenético ritmo de estos cuatro apasionados de la electricidad en las cuerdas y de la velocidad en el manejo de las baquetas”, desde hoy, lo haremos con un quinteto de composiciones capitaneado por Amnesia –distorsión, cuidada producción y estructura equilibrada entre un inicio potente y unas estrofas sonoramente dinámicas, siempre “high” a lo largo de sus casi tres minutos de duración-, y seguido de Balas –de guitarras más retorcidas y baterías más presentes, todo ello envuelto en un aire más romántico-, Je T’aime –jovial pieza, alegre, de estribillo pegadizo y versos sencillos y directos-, Fragilidad –ligeramente reposado, como el buen tequila, con un estribillo destacable vocal e instrumentalmente- y Boys don’t cry –incluida en el álbum Close to you: A tribute to The Cure, de mayor carga eléctrica que la original pero con un sello made in spain muy bien defendido, haciendo el tema más cercano y manteniendo ese halo oscuro sutilmente en algunos momentos-.

Nueva tanda “sidderal”, esta, que ha sido masterizada por Mario G. Alberni en Kadifornia a partir de las grabaciones realizadas en el estudio de Paco Loco y en la Factoría Dalton –lugar donde se registró Boys don’t cry- y que, nuevamente, será disfrutada por todos.

Superado con creces el reto ya finiquitado, quedamos a la espera de nuevos desafíos, eh, oh!, Sidderales!

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