Como si existiese el perdón de Mariana Travacio.
por Vanessa Díez Tarí
Los muertos no descansan, piden venganza. Los vivos se toman a fuego que el nombre de uno de los suyos caiga al suelo pisoteado. La familia te marca. No puedes escapar de los asuntos pendientes por muchos años que pasen. La sangre te llama. Enfrentar a un desconocido en la taberna y que todo termine descontrolado, pero todo tiene un propósito aunque no empieces a ver hasta que más adelante te cuentan parte de tu historia. Aquella de la que te protegieron porque eras muy niño; pero quizá ya es momento de recordar, vivir o morir.
Mariana Travacio nos ofrece una novela corta a través del medio rural. Una historia familiar de venganza y quizá de perdón; pero la acción principalmente se centra en vengar a los muertos de uno y otro bando, aunque tomemos partido por nuestro protagonista. Dos tierras distintas, una seca que hace tragar el polvo a sus gentes, otra húmeda que reverdece sus campos. Una vida de escasez frente a una vida próspera. Y aún así cuando descubren la gran casa de los afortunados se dan cuenta de que su humilde vida los mantiene a salvo.
Este western gauchesco es de acción directa como un tiro certero. Sus capítulos son cortos manteniendo al lector siempre pendiente de la acción. Nada más empezar ya nos presenta un muerto, el que acelerará el viaje de Manoel y le enfrentará a su destino. Que uno de los hijos de la familia Loprete cayera por aquellas tierras después de tanto tiempo parecía una casualidad pero según todo avanza nos damos cuenta que la casualidad no existe y finalmente los hombres se toman la justicia por su mano y el “ojo por ojo, diente por diente” antes que dejar los asuntos sin resolver y que a uno lo lleven sus propios demonios.
A veces la forma de escribir más sencilla esconde la historia más brutal, sangre y muerte, ahí precisamente está el saber hacer. Sin metáforas, ni artificios. Un relato desnudo y directo que nos ofrezca de forma brutal los hechos. Los personajes se enfrentan a la dureza de un futuro irremediable donde habrán de librar una guerra para salir adelante y no todos volverán.
Mariana Travacio nos revela a los hombres de campo, rudos en sus formas, fuertes en su saber hacer y leales. Nacen con la obligación de saldar las cuentas del pasado y no pueden dejar pasar las deudas de sangre. Aquel que se haya criado en la tierra sabrá valorar esta breve novela de dura belleza, pues todavía quedan muchos rincones donde se desarrollan westerns de venganza y redención a nuestro alrededor dentro y fuera de la Pampa Argentina. Lugares dónde se sale adelante con muy poco, una pequeña casa, algo de tierra, agua, animales y un huerto. Una forma de vivir que ya nuestros ancestros traían, como nieta de agricultores se lo que digo, cuando un linde valía mucho y quizá unas tierras traían un muerto en el calor de una discusión entre dos hombres haciendo valer lo suyo.