Bajo la higuera de María Bautista.
por Vanessa Díez Tarí
Dejaste a tu niña con tu hermana. En tu lecho de muerte le cogiste la mano y no abandonaste este mundo sin saber que sería de ella. Aunque tú hermana había pensado más en el que dirán que en ti. Ella había escuchado las habladurías del pueblo sobre tu pecado. Eras una mancha para las mujeres de la familia. Tu libertad era una losa para ella y no podía permitir que fueras libre. Te habías entregado por amor a él y había jugado contigo. Tu hermana no te perdonaba. Otra boca más que alimentar. No había ido al hospital a conocer a aquella pequeña. Habías hecho lo que había que hacer. El hambre apretaba, sólo te quedaba tu cuerpo. Los secretos de mujeres mueren con ellas. Aquellas hierbas fueron tu condena. Tu hermana escupiría en la cara de aquella vecina que te las dio al darle el pésame. Otra boca más que alimentar. El veneno ya corría por la sangre de las mujeres de la familia, silenciar lo que no se puede nombrar. El hambre se llevó tu cuerpo y quedó a la deriva aquella niña.
Maria Bautista nos trae en “Bajo la higuera” la historia familiar de las mujeres, ya no importa si hermanas, hijas o nietas. Las mujeres que se relacionan terminan por compartir experiencias de vida y la forma de hacer las cosas, exista vínculo o no. Inés, es la hermana que se queda, como en su día fue mi abuela, la otra hermana es la que se va o decide irse, de forma trágica, y ese dolor acompañará a la hermana viva y pesará sobre ella, la ira y el resentimiento la seguirá alimentando a lo largo de los años, mi abuela no había perdonado a su hermana, incluso en sus últimos años. Así comprendo la evolución de Inés para convertirse en abuela Inés, cascarrabias y exigente, pero con un gran corazón detrás de esa coraza impuesta a golpes por la vida que no le dio tregua. Inés crío a los sobrinos, que ya eran bastantes bocas, no pudo tener uno propio, también soportó los abusos del cuñado, y trabajó a destajo para sacar aquella casa adelante. ¿Y los sueños donde quedaron?. Aún con noventa años rememorando aquella etapa de su primera juventud en que pudo ir a estudiar a Salamanca. Después llegó la muerte a aquella casa y todo se truncó. Volver a la casa familiar era seguir la senda impuesta para cada mujer, generación tras generación. La guerra y el hambre fueron el resto de yugos de aquel animal herido. Aquellas bocas que tuvo que alimentar no eran conscientes del sacrificio. Ellos la vieron como la madre que no tuvieron nunca, pero ella aún recordaba amargamente lo que pudo ser y no fue.
La abuela Inés con su nieta nos llega a mostrar esa parte que había dejado cerrada bajo llave al enviudar, el dolor que sólo su marido conocía. Aquel buen hombre que fue compañero de vida y que volvió de la guerra siendo otro. La guerra se llevó tanto. A través de la nieta veremos el dolor de la pérdida gestacional, una mujer rota a la deriva. Después de buscarse un futuro en Berlín regresa desecha sin saber hacia dónde se encamina, ambas irán dejando pasar los días, cálidos y fríos, entre ganchillo y silencios, la labor dejará paso a las palabras y así al calor del cobijo mutuo iran saliendo esos secretos guardados que irán sanando. Las mujeres de ahora no somos tan distintas de las de entonces, la gran diferencia es que antes se debía callar la muerte y la pérdida pasando años enfermas sin poder gritar sus desgracias y hallar consuelo.
Maria Bautista en “Bajo la higuera” honra a sus abuelas. Las historias que nos han contado deben salir a la luz. Las mujeres que nos han precedido merecen ser y estar. Ella además nos ofrece un personaje femenino que se enfrenta a un aborto ya avanzado, a las contradicciones, a la culpa, al dolor, a la depresión y a deber rehacerse después de haber terminado en cenizas. Es necesario que temas femeninos como la pérdida gestacional, aborto, menstruación, endometriosis, maternidad y no maternidad aparezcan en la literatura y formen parte también de lo universal, porque leyendo novelas como “Bajo la higuera” os daréis cuenta que el universo femenino comparte muchas de sus formas y usos sin importar época o lugar.