CULTURA MANGA de Oriol Estrada
por Ana Olivares
«La Cultura Manga» de Oriol Estrada es un estudio que analiza de forma detallada la historia de la cultura manga. Puede convertirse en un placentero viaje por nuestra infancia o bien en una iniciación –como en mi caso-. Lo que sí os garantizo es que disfrutaréis de esta clase magistral de las mejores historietas gráficas de finales del siglo XX y principios del XXI.
«Mira totes les floretes, que brillen alegres al sol…» Doraemon, el gato cósmico y su butxaca mágica. Sí, un robot con apariencia de gato azul que viene siglo XXII a ayudar a Nobita, un niño de ocho años torpe y algo vago, enamorado de Shizuca y vapuleado por el típico abusón de colegio Gegant y Suneo, su amigo. La misión de Doraemon es alentar a Nobita para que en un futuro no acabe hipotecando a sus descendientes. Estos personajes fueron creados por dos artistas, pero fue Fujiko F. Fujio en 1969 quien se quedó los derechos. Mazinger Z, de Nagai Gõ creó una nueva generación de personajes que tripulaban enormes vehículos con formas humanas, inspirado en Astro Boy (de Tezuka Osamu 1952). Esta idea tampoco era nueva, pero inspiró a muchos otros autores después, además de hacerse muy famosa la emitieron en la televisión como anime en 1972. Aunque nos dio mucho más; yo me quedo con los pechos robóticos de Afrodita que lanzaban misiles. Seguimos con robots o personajes mecánicos, con el Dr. Slump de Toriyama Akira 1980. Este fue el gran debut del creador que revolucionaría la historia del manga con Dragon Ball. La simpática Arale y sus cacas rosas siempre nos acompañarán, como un hito que nunca pasa de moda, ya que todos los personajes de esta serie son hilarantes y muy originales. Lo que más me atrapó de la serie fue la inocencia de una niña robot, sus expresiones, sus ideas y todas las aventuras que vivió gracias al Dr.Slump, padre y creador. Un año después, Takahashi Yoichi publicó Capitán Tsubasa. Este fue el origen de la serie de anime que aquí conocimos cómo Oliver y Benji, dónde el primero quería llegar a lo más alto del fútbol, no sin mucho sudor y lágrimas. Cómo lo fueron sus interminables partidos, en los que los chutes a portería podían abarcar hasta dos capítulos completos. Bien es cierto que puso en alza valores de amistad y trabajo que calaron en los jóvenes del momento. Incluso en Japón comenzó a ponerse de moda el fútbol. Aunque reconozco que fui más de Chicho Terremoto, y sus tres puntos colega!
Akira de Õtomo Katsuhiro 1982, rompió los moldes del manga y el anime al crear una animación dirigida a un público adulto que no estaba acostumbrado a este género. Se popularizó tanto en Estados Unidos que el éxito fue indiscutible abriendo el camino para futuros autores y el público en general, ya que se convirtió en una obra de referencia. Este anime me pilló tan pequeña que no pude verlo, pero recuerdo la expectación que causó y traté de verlo a escondidas, sin éxito. La historia narra cómo una explosión nuclear en Tokio inicia la Tercera Guerra Mundial, donde los altercados y las luchas entre bandas juveniles están a la orden del día. Además, sus protagonistas Kaneda y Tetsuo se enemistad en el momento en el que éste último comienza a desarrollar poderes psíquicos. «Anem a buscar la bola del Drac…» ¿A quién no le viene la mente esta canción cada vez que se acuerda de Dragon Ball? Este manga creado por Toriyama Akira en 1984 es uno de los más famosos en todo el mundo. El que mayor impacto ha tenido en la historia del manga y que aún continúa ganando nuevos adeptos. La idea original era narrar las aventuras del Rey Mono: Son Goku en japonés. La lucha y las artes marciales eran el argumento principal de la serie, con sus torneos y sus luchas imposibles. Sin embargo, sus personajes fueron los que pasaron a la posteridad: Goku, el Geni Tortuga, Chichi, Vulma, Krilim, Satanás Cor Petit y Vegeta, y todos los que se fueron sumando al elenco; sobre todo en forma de adversarios temibles cómo Raditz, C17 y C18, Célula u otros con aspecto de lo más simpático como el monstruo Bo. Creando con el tiempo lazos familiares que dieron pie a descendientes con los mismos súper poderes que sus progenitores. Digamos que fueron creciendo a la vez que nosotros.
Seguimos con Ranma 1\2 y su “maldición” de convertirse en chica cada vez que se mojaba. Fue en 1987 cuándo Takahashi Rumiko crea esta especie reverse harem manga (un manga en el que una chica tiene muchos pretendientes). Se supone que su objetivo era contar una historia de artes marciales, pero la historia de amor entre Ranma y Akane acabaría por ser uno de los mayores reclamos de este anime. Aunque lo que más gracia me hacía de pequeña era su padre, que se convertía en panda y encima sabía artes marciales –seguro que fue el precedente para crear el personaje de Kun Fu Panda-. Con Ranma se consigue un público más joven, donde ganarían además muchas adeptas femeninas. Por lo que nos queda hablar del shõjo (manga dirigido al público femenino) del que Pretty Guardian Sailor Moon de Takeuchi Naoko en 1991 marcó todo un hito. Es uno de los mangas y anime más conocidos en todo el mundo según nuestro autor. Y es que un grupo de adolescentes que poseen poderes mágicos y que se convierten en guerreras para salvar el mundo, fue uno de los sueños por excelencia de las jóvenes del momento. Cada una con una personalidad distinta, una historia, un poder y sobre todo, un color distinto de traje de heroína que quedaba monísimo junto a sus nombres en clave, generando con ello un fenómeno fan sin precedentes dentro del género.
Sin embargo, hemos de terminar con Marmalade Boy de Yoshizumi Wataru de 1992, o la serie de anime conocida en España cómo La Familia Crece, que a algunas ya nos cogió de adolescentes, pero con tanta fuerza que a día de hoy aún recordamos la historia de amor de Miki y Yuu. Dos adolescentes que deben de compartir casa porque sus padres se separan, pero se intercambian las parejas, y estos acaban enamorándose. Desde el instituto, hasta la universidad e incluso en su etapa adulta, un recorrido por la vida de esta pareja que nos atrapó desde el principio, ya que su autora es clave en la evolución del shõjo de los años noventa.
Sólo he comentado los mangas que conozco por medio del anime. He querido hablar de los que me devuelven a la infancia, los que me sacan una sonrisa al acordarme de ellos. La verdad es que siempre vi estas series en la RTVE, por lo que cuándo empezaron a emitirlas en otros canales y a doblarlas en castellano me impactó – soy incapaz de llamar Piccolo a Satanás Cor petit-. Por supuesto, aparecen muchas más joyas por comentar y descubrir con detalles más técnicos y completos que son fieles a la historia real de cada uno de ellos y sus respectivos creadores. Y es que el manga es un género que se ha consolidado en todo el mundo. Por lo que este libro puede convertirse en un regalo estrella con el que siempre aciertas; apto para niños y adultos. Una pasada.