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Cartas al amor de Nicolas Bersihand

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por Gemma Juan

Cartas al amor de Nicolas Bersihand

Cartas al amor de Nicolas Bersihand

​Siempre he sido una fiel defensora de las cartas. A lo largo de mi vida he escrito cartas de amistad, de amor, navideñas, cartas a mis ídolos, mis diarios de la infancia, de la adolescencia y ahora en la actualidad. Plasmar los sentimientos en papel. Pensando en esa persona. Y que esa persona los lea, toque el papel, lo huela.

Pero ya no se escriben cartas. Ya no.

Si miro hacia atrás en el tiempo, cuando era una adolescente, me veo sentada en mi escritorio, escribiendo cartas. Conocí a muchísimas niñas de diferentes partes de España, que nos carteábamos y nos conocíamos, únicamente, a través de esas cartas. En esos años, mi mayor ilusión era llegar del colegio y encontrarme el buzón repleto de nuevas cartas por leer.

No teníamos redes sociales, ni siquiera tenía ordenador. Sólo tenía una máquina de escribir que me regalaron por mi Comunión. Así que las tardes se dividían entre libros, música y cartas.

Ante una hoja de papel, nos animamos más a decir aquello que no nos sale decir de frente, por pudor, timidez o miedo a hacer el ridículo. Porque las cartas de amor son, o deben ser, ridículas. Y esto no lo digo yo, sino el gran Fernando Pessoa: «Todas las cartas de amor son ridículas, no serían cartas de amor si no fuesen ridículas».

¿Estamos ante una forma de comunicación en extinción?

Ojalá que no. Pero tras “Cartas a la madre” y “Cartas eróticas”, el escritor francés, Nicolas Bersihand, ha puesto el broche a su gran proyecto epistolar con este precioso homenaje a todos los amores. Sin ninguna duda, con “Cartas al Amor”, el autor ha conseguido un bello homenaje al género epistolar y a los momentos de la historia en que se vivían las pasiones al ritmo de la escritura, cuando el destino y la esperanza quedaban en manos del cartero. Se trata de una invitación a celebrar y compartir el amor a través del género literario más íntimo y auténtico de la historia.

En este volumen, publicado por Ediciones B se recogen las cartas al amor -soñado, pasional, místico, multisexual, decepcionante, prohibido, tormentoso- más exquisitas de los grandes personajes de la literatura y de la historia. Desde Marie Curie, Gala, Carmen Laforet, Eugenia de Montijo, Eva Perón o Gabriela Mistral hasta Verdi, Wilde, Stendhal, Galdós y otros tantos más.

Antonio Machado, por ejemplo, escribió a Guiomar lo siguiente:

Quien no ha llorado por una mujer, no sabe nada del amor. Así, el amante, el enamorado, recuerda a la amada, y llora por el largo olvido en que la tuvo antes de conocerla. Aunque te parezca absurdo, yo he llorado cuando tuve la conciencia de mi amor hacia ti; por no haberte querido toda la vida.

Dicen que la última carta auténtica en papel se enviará en esta generación. ¿Quién de nosotros la escribirá?, ¿Qué perdemos al abandonar el género epistolar, ese que según Virginia Woolf es “el arte más humano, ya que hunde sus raíces en el amor a los amigos”?

Si las cartas desaparecen, el amor eterno parece ser relegado fuera de la vida contemporánea, objeto de críticas tan certeras como inconclusas en cuanto a su futuro. Tales realidades convierten este libro en una especie de mausoleo, pues hace referencia a una época que, por desgracia, está desapareciendo. En contra de cualquier tentación melancólica, el propósito sería celebrar y compartir la belleza humana y literaria de este objeto irrepetible, un evento histórico tan grandioso como desvalorizado: la carta de amor, o más bien, como se explica al final de este libro, la cartamor.

No dejemos de escribir cartas, por favor, olvidémonos de la crispación diaria en Twitter y mostremos nuestro amor a la gente que queremos. Os propongo un reto: piensa en una persona a la que quieras mucho, puede ser un familiar, un amigo o tu pareja. Escríbele una carta y dile lo que significa para ti. Abre tu corazón, agradécele todo lo que ha hecho por ti.

Seguro que cuando hayas escrito la carta te sentirás mejor. Pero mejor se sentirá la otra persona cuando lea todas las cosas bonitas que te han salido del corazón.

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