Pandora de Henry James
por Rubén J. Olivares
El ascenso de Pandora Day
Esta semana os presentamos otro clásico: «Pandora», de Henry James, una obra publicada a finales del siglo XIX que trata de representar las tensiones que surgieron entre América y Europa en un momento muy señalado de la historia, cuando el avance del feminismo en Estados Unidos junto con el nuevo concepto de “Sueño Americano” eclipsaron las sociedades del momento.
Nuestro protagonista es el joven conde alemán Otto Vogelstein, un aristócrata aspirante a diplomático que viaja a Estados Unidos con la intención de ascender en su posición. A través de sus ojos, y de sus propias divagaciones, conoceremos a la señorita Pandora Day, una bella y joven provinciana de origen humilde, que protagonizará un ascenso social meteórico, convirtiéndose en una mujer influyente y sofisticada. Una mujer que se ha forjado a sí misma rompiendo con las viejas costumbres que tanto han arraigado en el pensamiento del conde; y que, por tanto, impacta profundamente en su concepción arcaica y anclada en el tiempo que mantiene acerca de los estándares sociales del momento. Ambos representarán el choque entre la América revolucionaria frente a las pretensiones del Viejo Mundo, que representaría Europa, en aquel momento. Aunque yo no iría tan lejos, me quedaría en concreto en la comparación con Inglaterra, es una observación personal que nada afecta al tema que nos aguarda en cuestión. Que no es otro que explorar las diferencias culturales y sociales entre ambos continentes, como una especie de preocupación que mantendrá en vilo al aristócrata europeo, ya que las nuevas modas desafían sus expectativas y capacidades. Además, el nuevo prototipo de mujer que representa Pandora, con su independencia y ambición, junto con la contundente influencia política que demuestra por codearse con el mismísimo presidente. Una estratagema social de ascenso y poder que enlaza a su vez con el sueño americano, con la idea de que cualquiera que se lo proponga podrá prosperar en la vida, independientemente de su condición u origen. Pandora lo pone grandiosamente en práctica, gracias a su encanto y personalidad, dejando una marca significativa en la sociedad estadounidense; también en nuestro protagonista, a quien se le escaparan muchos detalles ante sus propios ojos. Pero debemos tener en cuenta, que quizá la forma en que él la que mira o examina, no sea la correcta, ni siquiera para la época.
La lectura ha sido entretenida, sin embargo, el tema en cuestión es algo rancio para mi gusto. Aún teniendo en cuenta el año en el que nos sitúa, nos encontramos ante un personaje lento, con poca capacidad de observación y que se repite demasiado en sus opiniones o razonamientos; en contra del dinamismo que se le ha dado en la narración a nuestra protagonista u objeto de modelo y evolución. Creo que, en este sentido, el querer comparar los dos continentes en contraposición a las ideas o nuevas tendencias que regían en el momento han hecho que la historia en sí pierda algo de fuerza. Al tratarse de un clásico no tiene desperdicio alguno en lo que respecta a su lectura, salvo que a mí personalmente no me ha cautivado más que su título- un guiño al mito de la caja de Pandora-. Su vocabulario y sus descripciones son de otra galaxia, eso siempre, porque este autor nunca defrauda. Otra de las historias de Henry James.