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Tiempo de cerezas de Montserrat Roig

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por Lara Vesga

Tiempo de cerezas de Montserrat Roig

Tiempo de cerezas de Montserrat Roig

Últimamente estoy en una racha de descubrimiento y lectura de escritoras españolas olvidadas de la primera mitad del siglo XX. Hace unos meses descubrí a Luisa Carnés, posiblemente la gran olvidada de la Generación del 27. Poco después a Dolores Medio, que nació unos pocos años después y que, pese a haber sido ganadora del Premio Nadal en 1952, es prácticamente una desconocida.

En mitad de todas estas revelaciones, que a veces me preocupaba que fuesen cosa mía y de mi ignorancia, escuché a una profesora en un concurso televisivo hablar sobre su intención de realizar una tesis sobre mujeres escritoras olvidadas de los años cuarenta, investigación que empezaría por Elena Soriano, que dirigió la revista literaria El Urogallo hasta 1976. Tampoco me sonaba de nada esta autora, pero ya la tengo bien apuntada para mis próximas lecturas. Por último, también cayó hace unas semanas en mis manos «Tiempo de cerezas», de Montserrat Roig, otra escritora desconocida para mí, y por desgracia, para muchos lectores.

Montserrat Roig (1946-1991) es la más joven de las escritoras olvidadas que he descubierto en los últimos meses, cuya figura está en pleno proceso de rescate y recuperación por parte de la Editorial Consonni. Nacida (y fallecida) en Barcelona, se dedicó al periodismo de investigación y a la narrativa. Con «Tiempo de cerezas», segunda novela de una trilogía que arranca con «Ramona adiós» y finaliza con «La hora violeta», consiguió ganar el Premio Sant Jordi en 1976.

En esta obra la protagonista es Natàlia Miralpeix, quien vuelve en 1974, justo tras la ejecución a garrote vil del anarquista Salvador Puig Antich, a Barcelona, su ciudad natal, tras doce años residiendo en Francia e Inglaterra. En una crónica familiar brillante con las voces de las mujeres de la familia como hilo conductor, Roig invita a reflexionar sobre una sociedad que poco a poco despierta de un largo letargo de represión y que vive una revolución política, cultural y sexual ante la inminente muerte de Franco.

Sorprende y causa admiración a partes iguales la audacia y mirada crítica de una escritora de los años setenta, en los que el franquismo daba sus últimos coletazos, pero queriendo morir matando. Con una mirada inteligentísima y detallada, Roig habla de las expectativas, aspiraciones y frustraciones de la vida materializadas en un elenco de personajes inolvidables que calan hondo y dan voz a los desmemoriados de la historia. “Me gustaría haberla escrito”, dice Rosa Montero de «Tiempo de cerezas«. A mí lo que me gustaría es haberla leído mucho antes.

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