Música en el cine de Conrado Xalabarder

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por Ana Olivares

Música en el cine de Conrado Xalabarder

Música en el cine de Conrado Xalabarder

Sin música, no hay acción

 

La música, en cualquier filme, es una parte imprescindible en su montaje. Enfatiza las escenas aumentando las emociones o conceptos que el director quiere transmitir; y siempre engrandece el resultado final. Recordamos ciertas películas nada más escuchar los primeros acordes de su banda sonora. Melodías que nos transportan al pasado o a recuerdos que atesoramos por diferentes motivaciones personales, y que acaban siendo especiales de alguna forma. El reconocimiento de este arte en el cine se da en forma de premios cinematográficos o musicales específicos del género, que valoran por encima de todo la calidad musical. De ahí su importancia en el cine, de cómo ha conseguido elevar ciertos filmes hasta convertirlos en maravillas audiovisuales aclamadas por el público y la crítica; transformándose así en las bandas sonoras más reproducidas en la historia de la música en el cine. Esta obra guía o análisis, nos conducirá desde el cine clásico hasta el más actual, con breves paradas en obras que marcaron la diferencia o supusieron un avance en la industria. Analizaremos los datos históricos y resaltaremos algunas anécdotas o datos de interés que harán más atractivo el viaje. Respetando a esos directores y compositores encargados de dichos proyectos y de cómo hicieron historia. Su autor nos muestra el método o estructura a seguir: argumento, compositor y música. Lo que le permite sintetizar en apenas una página los puntos fuertes de cada película regalándonos todo un catálogo repleto de autenticidad. Y como lectores, solo tenemos que contagiarnos de ese entusiasmo y ganas de compartir que demuestra Conrado Xalabarder. Por último, contamos con imágenes que acompañan la lectura, ayudándonos a reconocer mejor las obras musicales que transformaron la historia del cine.

“La música en el cine mudo” (aquí empezó todo); el cine necesitaba de ella como el agua, porque, aunque Chaplin fuese un genio, sin melodías que acompañasen la acción, el cine mudo no hubiera significado lo que significó. “La banda sonora que lo cambió todo”, fue la de King Kong, de mano del compositor austriaco Max Steiner, quien ganó su primer Óscar con El delator (1935), Lo que el viento se llevó (1939), Casablanca (1943) y La extraña pasajera (1942) con quienes ganó dos Óscars más; Desde que te fuiste (1944), El tesoro de Sierra Madre (1948) y Centauros del desierto (1956). Con el compositor Nino Rota, quien tuvo una estrecha colaboración con los directores Luchino Visconti y Federico Fellini, iniciamos una saga de grandiosas películas que fueron galardonadas y pasaron a la historia por su calidad. Desde Romeo y Julieta (1968), El padrino (1972), El Padrino II (1974), con la que ganó un Óscar; Muerte en el Nilo (1979), y ya con Fellini, El jeque blanco (1952), Los inútiles (1953), La strada (1954), Las Noches de Cabiria (1956), con quien ganó un Óscar, La Dolce Vita (1959) o Casanova (1976). Alfred Newman ganó 9 Óscars en total por su música en películas como el Diario de Ana Frank (1959), Cumbres Borrascosas (1939) o la Conquista del Oeste (1963). Ben-Hur (1959), mítica, donde la música corrió a cargo de Miklós Rózsa.  Espartaco (1960) de Stanley Kubrick y banda sonora de Alex North. O Desayuno con Diamantes (1961) de Blake Edwards y música de Henry Mancinientre otras-. Encontramos al compositor Bernard Herrmann casi siempre relacionado con las películas de Hitchcock en Vértigo (1958), Con la muerte en los talones (1959) o Psicosis (1960). Pero también compuso las bandas sonoras de otros directores elevando estas películas a míticas: Ciudadano Kane (1941), Taxi Driver (1976) o El fantasma y la señora Muir (1947) y muchas otras, y sólo ganó un Óscar. Existen muchos otros compositores y directores que se mencionan en la obra, todos constituyeron la base creativa de las futuras superproducciones que hemos tenido la oportunidad de disfrutar décadas después en el cine, y que lo han conformado tal y como lo entendemos.

Me he plantado en el cine clásico, ya que las superproducciones más modernas ya las conocéis de sobra. Marcaron vuestra infancia, adolescencia o etapa adulta, y consiguieron convertirse en leyendas que acompañaron a millones de espectadores a lo largo de su historia. Todos y todas reconocemos la banda sonora de Braveheart o Gladiator, la espectacular música que acompaña la trilogía del Señor de los Anillos, o la banda sonora de la Vida es Bella de Nicola Piovani, una película de Roberto Benigni que siempre nos hará reír y llorar al mismo tiempo.

Y pese a que llegaron los famosos efectos especiales y las mejoras audiovisuales; con programas informáticos que permiten crear o reproducir cosas inimaginables, seguimos asistiendo a ofertas de filmes carentes de sentido, con diálogos pobres que reproducen ideas repetitivas y desechables, demostrándonos que el avance tecnológico no va unido al genio, la capacidad creativa y las ganas de innovar. Las plataformas de streaming a la carta se han cargado las grandes superproducciones; si las anuncian como tal son un engaño, de súper sólo tienen los efectos especiales – y ni eso a veces-. Quizá por eso mismo llevamos décadas en las que los remakes y las adaptaciones literarias al cine tratan de mantener en auge la industria, que inevitablemente va perdiendo fuelle precisamente por la falta de creativos y profesionales frente al aumento de encuestas de opinión y de empresarios o productores sin visión. Asistimos a una época de decadencia en el cine, y pese a que la calidad musical existe, no funciona sin buenos argumentos. Existen excepciones dentro del mal llamado cine independiente, y pese a ello, cuesta mucho distinguir entre la marea de mediocridad que impera, ya que con un simple móvil cualquiera puede creerse director; y cuando la excelencia ya no es lo que se persigue, el séptimo arte entra en crisis.

Quizá mi opinión negativa sobre el cine actual venga de haber visualizado hace poco The Jocker II de Todd Phillips y haber descubierto un musical bastante mediocre como resultado. Sea como fuere, recomiendo este tipo de guías o libros del género, ya que nos aportan muchos conocimientos de la historia de la música en el cine, además de permitirnos aprender de los mejores.