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Cinco platos para un súper menú.

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por Sandro Maciá

Desempolven las pajaritas y las lentejuelas, queridos amigos, porque llega ese momento del año en el que la única emergencia que debe acaparar nuestra atención es la referida a las bandas que aquí se han dado a conocer. Sí, nada de incendios ni catástrofes. Aquí, si algo emerge y se postula como público bajo el escandaloso término de la emergencia, es porque su descubrimiento así lo merece.

Y, siendo así, ¿por qué no reconocer su valor a final de año? ¡Pues a ello vamos! Porque aquí les traigo un ecléctico y contundente Top 5 de lo acontecido en 2018. Engalánense, que comienza la fiesta.

Como aperitivo de este suculento festín, les sugiero que abran boca con un grupo que ha marcado la tendencia en más de un festival. Una banda a tope de girl y a tope de power que nos ha ido enamorando poquito a poco, primero desde el estilo más erótico-festivo y desenfadado y, después, a golpe de hitazo. ¿Quién no recuerda su Siempre Juntas? ¿Quién no ha oído hablar de su versión punk de Mujer contra mujer? Respuesta clara: alguien que no conozca a Las Chilllers ni su manera de honrar a la cultura del temazo.

Ya en los entrantes, no debemos olvidar que el toque guiri por excelencia –por calidad, que no por cantidad- nos llegó en este año que despedimos de la mano de los canadienses Ought, quienes desde su Montreal natal nos ofrecieron una variada reinterpretación de su Desire en forma de Ep, al estilo de una bonita continuación de Room inside the world (Merge Records), cuyas “notas progresivas y la experimentación sonora que ha ido encumbrando cada corte del disco”, lejos de quedar relegadas, “nos llevan a poder disfrutar de Desire desde una perspectiva ambiental y marcadamente relajada”, tal como dijimos en su día.

Apuntando a lo que viene siendo el primer plato, cabe destacar el descubrimiento de Bobito, proyecto de Roberto López, quien “tras la –esperemos temporal y transitoria- despedida de los escenarios de Clara Plath después su paso por el murciano Lemon Pop y con la consiguiente demostración de que Yes, I’m special (Flor y Nata Recors) no era flor de un día” nos hizo disfrutar con El verano de las cenizas, un discazo compuesto por “seis canciones que, si bien se alejan de las estructuras y los sonidos rockeros de su “plathniano” equipo anterior, nos descubren un universo más introspectivo y matizado”.

¡¿Y de segundo?! Otra propuesta no menos jugosa –más aún viniendo de Albacete, tierra de buen comer-: Atticusfinch, quienes pueden presumir de “una historia de todo menos aburrida” y de haber dado el paso de no limitarse a hacer versiones de los Muffs o Detroit Cobras, sino de llegar a invitarnos a irnos de vacaciones a la idílica Shangri-La en un disco de seis cortes –Vacaciones en Shangri-La (Flor y Nata Records)- cargado de energía y espíritu garajero y powerpopero.

Rico, ¿no? Pues atiendan al postre, porque es dulce pero no empalaga. ¡Al contrario! Deja con ganas de más, ya que escapar a su aroma es tan trágico como acabar “Llorando en la limo”, como reza una de sus versiones más célebres. En efecto, sobran las palabras para decir que la guinda al menú la ponen nuestras Cariño con su Movidas (Elefant Records), una de las grandes sorpresas del año que no podía faltar en este peculiar top por su “combinación entre versos cotidianamente originales, reverberaciones electrónicas y estructuras que distribuyen, de principio a fin y con orden y acierto, unos compases elaborados a partir de voces claras y ritmos reconocibles y fácilmente digeribles”.

¡Bon appétit!

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