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Primer Lp de Nomembers.

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por Sandro Maciá

Nomembers, entre la dulce muerte y los bosques

No me nieguen que Valencia –y lo digo por extensión de mi condición como alicantino-, pese a ser una zona caracterizada por los polvorines que levantamos en cada celebración, lo es también por la delicadeza de nuestros más que laureados arroces y por la precisión de una gastronomía que, en elaboración y presentación, vende allá por donde pasa. Ni me lo nieguen ni se atrevan a ponerlo en duda porque hoy, además de los ámbitos festeros y culinarios, les traemos una nueva razón por la que seguir defendiendo ese ying-yang de delicadez y salvaje maestría en todo lo que por aquí hacemos. Un motivo que no hace temblar pero suena. Un argumento que no pasa por las papilas gustativas pero si se puede saborear. Un proyecto que surge como nuevo pero aúna ambas virtudes: el explosivamente dulce Ep que dos chicos y dos chicas, bajo el nombre de Nomember, presentan desde las tierras bañadas por el Mediterráneo al mundo entero.

Y es que, homónimamente titulado, el trabajo de Dario Satorres Gandia (voces y guitarra, Lola Bonet i Palop (voces y guitarra), Sandra Ferri Llinares (teclados) y Toni Blanes Climent (percusiones) –que así se llaman los cuatro componentes de la banda en cuestión, formada en 2016- serviría para ejemplificar a la perfección ese carácter tan peculiar del que hablábamos antes y que siempre encuentra un punto intermedio entre el caos controlado de los fuegos artificiales y la delicadeza del buen comer. Un punto que, en este caso nos llega en forma de ocho canciones de dream pop que juegan a exponer la viveza de unas letras incisivas frente a la atmosférica propagación de unas melodías llenas de texturas, muy acertadamente definidas en su propia presentación como un mix entre “la negrura de lo sublime y la luminosidad de lo bello”, dando lugar a “un imaginario propio”.

Asimismo, gracias al desarrollo de estructuras compuestas por compases lentos e íntimos y a la intensidad de la fusión entre potentes cuerdas, teclados y percusiones -casi rozando un shoegaze premeditadamente contenido-, cada uno de los cortes de Nomembers va calando poco a poco, como una lluvia fina que nos ayuda a ir asimilándolos como lo que son: “pequeñas historias artesanales donde aparece La Muerte como hilo conductor”, bonitos cuentos donde bosques, ríos, montañas y otros elementos se dan cita en torno a la nostalgia –como muestran las densas guitarras de Bosc Ferit, una oda a los paisajes que van en decadencia (“riu que porta cendres ja no és clar / ja no queda vida entre els camins”)-, la aceptación –tanto en lo espiritual como en lo racional, como recogen Santa Companya y No viureu en pau, de manera más sigilosa o más persistente, respectivamente-, la dulzura dolorosa –como ocurre en Llop, de claros versos con oscuras reflexiones-, lo etéreo –escuchen Aiguamort, y entenderán esto en cuanto a ritmo y forma-, la furia que se va disipando –así va sucediendo en Som riu, con ágil inicio y sereno desarrollo de arpegios finales- y el misticismo de la observación, traído con ternura en la bella Cançó de nit.

Un desarrollo, este, que trasciende a lo sonoro, como puede verse en el vídeo de Som riu, donde la colaboración de la artista digital Laura pb ha permitido recreas un collage animado “a ninguna parte”, reforzando gráficamente el concepto expresado en el Lp sobre los viajes hacia la muerte o los placeres perdidos en la vida, quedando todo reducido a “un sueño que se apacigua al no luchar y fluye por la inmensidad”.

Grabado en Music Rooms, Xirivella (Valencia) por Pablo Peiró entre enero y marzo de 2018, Nomembers, más allá del gentilicio que le ampare, es una buena oportunidad para dejarse impregnar de la conjunción artística más bonita, la dotada de fuerza y sensibilidad.

¡Anem!

 

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