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Ajo y agua. La antiguía de la mujer perfecta de Emmanuelle Martínez. 

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por Lara Vesga

Fleur es un personaje en toda regla. Se ríe hasta de su sombra, es divertida y brutalmente sincera y eso de ser políticamente correcta no va con ella. Ni tiene buen cuerpo, ni es demasiado guapa, pero su forma de ser, su total ausencia de filtros, su peculiar sentido del humor y su filosofía de vida son únicos e irrepetibles. Y al que no le gusten, ¡ajo y agua!

Emmanuelle Martínez, ilustradora y escritora asentada en Montpellier (Francia), ha reflejado en «Ajo y agua. La antiguía de la mujer perfecta», un vademécum de los complejos y los quebraderos de cabeza femeninos por antonomasia. Los defectos físicos, el paso de los años y la consiguiente pérdida de la lozanía de la juventud, los hombres, las relaciones de pareja, el sexo, la maternidad… Y frente a todos esos pequeños grandes dramas aparece Fleur de Mamoot con sus pechos caídos, sus michelines, su melena pelirroja hecha un desastre y su fina ironía capaz de hacernos reír a carcajadas y desdramatizar.

– ¿Te puedes creer que el último tío que me vio las bragas fue Juan hace seis meses?, le pregunta una amiga a Fleur.
– Bueno, pues a mí el fisio hace una hora, contesta ella con una amplia sonrisa de satisfacción en la boca.

En otra ocasión, Fleur le habla de su pareja a otra amiga:
– Me tranquiliza que tenga tan mal gusto. Así no me lo quitan…

Así es Fleur, del tipo de gente de la que más vale estar bien rodeado, capaces de sacar el humor de cualquier situación y con esa capacidad tan valorable de relativizar todo problema y circunstancia. Las viñetas, además de una delicia visual, son una inyección de buen rollo. Las risas están aseguradas y lo bueno de que se lea rápido es que se puede leer muchas veces hasta que nos entre bien en la cabeza que la actitud, la esencia y el buen humor son lo más importante en la vida. Y todo lo demás, fachada.

Ajo y agua. La antiguía de la mujer perfecta, de Emmanuelle Martínez