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Basilisco de

Jon Bilbao. 

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por José Luís Romero León

¿Puede una novela llena de cuentos formar una? ¿Pueden los granos de una playa formar una? ¿Puede ser una novela llena de capítulos con identidad propia formar un conjunto de cuentos? ¿Puede uno hacerte llorar si sopla el levante? Pueden, deben y lo logra. Eso sí, no sé decirte qué es. Una novela o un conjunto de cuentos. La forma, las etiquetas, el necesitar qué es lo que lees te lo dejo a tu gusto.

Eso es, un conjunto de cuentos con entidad propia pero que se atraen y repelen. Se necesitan para contar como soldado se las desea para salir airoso de sus andanzas, un western. Se odian, para contar como un escritor del norte de España vive, se las apaña para que el día a día se desdibuje tanto que solo sepa intuir sus días, pero que tenga claro que sus escritos avergüenzan a su madre.

¿Eres tú ese escritor que se siente un fracasado, qué no sabe como lidiar con su vida personal? Tan frio, tan directo, sin adornos. Para que no me desilusione si no me termina de cuadrar el texto y no tenga que ver que has fracasado. El arte de contar historias dentro de ellas, sin duda, todo un acierto.¿O eres el soldado en búsqueda de fortuna?

¿Dije cuentos? Lo mismo son relatos, historias, chascarrillos dentro de conversaciones de amigos, que, a su vez, están viviendo su tarde de café. Un proceso, un truco. Como quién sueña que esta soñado y al despertar tiene que contarlo. Una historia del pasado, mientras viven en presente. Eso es. Ahora me ha quedado más redondo. Ayer y hoy, en el fondo, no son tan diferentes La ambición perdura, la miseria también.

Lo curioso es que todo parece tan lejano en los Estados Unidos, cerca de California, donde cada uno tiene sus normas- aquel lejano oeste- que cuando logra juntarse con nuestro café de hoy y el pobre escrito que he terminado, vas a ver que lo de ayer solo fue una anécdota hoy. Para volver al principio, siempre en bucle. Mientras el escritor no se mueve de su lluvioso norte, las historias pasadas son capaces de viajar por Montana. Deambula personajes secundarios para darle el sentido y la continuidad que necesita el texto pero que son tan livianos que no me hace falta recordar sus nombres.

Debe ser así, que la vida sigue, sin cerrar cada uno. Evitando encontrarse cada uno de ellos, sin tener que volver a empezar. Para al final seguir dudando, igual que ayer. Igual que buscadores de oro pensando si quedarse un invierno más fuera de la familia. Ya lo dice al empezar sobre cada fracaso, sobre las sensaciones que nos producen. No fue culpa tuya.

No me engañes, solo es una historia sobre la consabida crisis de la mediana edad. Sigue soñando con el lejano Oeste. Soñando con minas de oro, séptimo de caballería y una California que te espera.

Basilisco de Jon Bilbao
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