El club de los optimistas de Gavin´s Clemente-Ruiz
por Lara Vesga
Béa, Alice, Élisabeth y Sam son cuatro personas de distintas edades, posiciones sociales, ideologías y personalidades. Nada tienen que ver los unos con los otros. Pero un día la vida les junta en la sala de un hospital mientras esperan para comenzar con su primera sesión de quimioterapia. Porque, en eso sí coinciden, todos tienen cáncer.
Béa, el personaje que vertebra la novela, una señora coqueta que colecciona amantes, es la que peor diagnóstico tiene pero sin embargo es la que más anima a todos con su espontaneidad y su carácter divertido y jovial. Rápidamente arrastra a los demás en sus planes, unos planes que parecen locos teniendo en cuenta la mala salud de todos ellos. Es así como fundan el club de los optimistas, una sociedad improvisada que tiene un claro manifiesto: ya que no saben qué va a deparar el mañana, están dispuestos a exprimir cada minuto de sus vidas al máximo.
Gavin´s Clemente-Ruiz (Pont-l’Évêque, Francia, 1978) se ha inspirado en su propia madre para escribir una novela que es una oda al positivismo vital. Ella, al igual que los protagonistas de «El club de los optimistas», también luchó contra el cáncer. Y al igual que ellos, también lo hizo con alegría y optimismo.
Apenas hay espacio en la novela para el drama y la tristeza. Dividida por capítulos que son a su vez reglas que parecen conformar el manual del buen optimista, el libro nos regala una sonrisa tras otra, un momento hilarante tras otro y es una lección magistral de aquello de que la vida no es lo que te pasa, sino la actitud ante ello.
Fascina comprobar cómo la enfermedad opera sobre cada uno de los personajes, forzando su verdadera naturaleza, despojándoles de todo lo superficial, de las mentiras y de los secretos. La muerte acecha y ellos se muestran al mundo, algunos por primera vez en sus vidas, tal y como son. Ese es el caso de Élizabeth, una señora que siempre vivió a la sombra de las decisiones de su padre y, una vez casada, de su marido. Y ahora no es que se alegre de estar enferma, pero el cáncer le ha dado la oportunidad de conocer a gente que nunca hubiera conocido de haber estado sana.
Alice es la joven del grupo, una puericultora seria y retraída que sale con un chico que le hace caso a medias y que será la que más tarde en abrirse a los demás.
Sam es otro joven homosexual cuyos padres nunca aceptaron su condición y que ahora se enfrenta a la enfermedad con el único apoyo de su pareja y sus nuevos amigos.
Viajes improvisados, sesiones de talasoterapia, fiestas con pelucas y repentinas operaciones de búsqueda de gente del pasado. El club de los optimistas en un libro que te recarga las pilas y te reafirma en que el optimismo es sin duda la mejor forma de enfrentarse a la vida.