LOS AMANTES DE PRAGA de Alyson Richman.
por Ana Olivares
Las almas gemelas están destinadas a reencontrarse.
«Los amantes de Praga» no deja de ser otro relato ambientado en plena segunda Guerra Mundial. Pero la historia de amor que nos describe es emocionante y alentadora.
La novela arranca con un principio que es el propio final del libro: -Lenka, soy yo, tú marido-. Es lo que le dice Josef a Lenka nada más verla en el 2000, años después de su amarga despedida. La casualidad o las vicisitudes del destino han querido que esta pareja de amantes vuelva a reencontrarse en la última etapa de sus vidas y de forma totalmente inesperada, ya que coinciden durante el ensayo de bodas de sus respectivos nietos: Eleanor Tanz y Jason Baum. Y justo en este mismo punto tenemos dos voces paralelas que se remontan al pasado de nuestros protagonistas: Lenka y Josef. Ambos relatos se irán intercalando para mostrarnos la visión femenina y masculina de un bonito romance truncado por la ocupación alemana sobre Praga que se inició en 1936. Y de cómo ambos recorren distintos caminos en los que ninguno fue capaz de dejar de amarse.
Lenka Maizel, es una joven judía que estudia Arte en la Academia de esta ciudad junto a dos buenas amigas, también judías. Allí conoce a Josef, un joven y prometedor médico que queda fascinado por ella, atrapado por sus ojos verdes, esa elegancia natural que la envuelve y su pasión por la vida. Gracias a sus estudios consiguen vivir unos días idílicos juntos, dando rienda suelta a su deseo, en secreto, y ajenos a la tormenta que está a punto de evaporar sus sueños. Ese mismo año estallan las tensiones en Praga y el ejército checo se moviliza para intentar frenar el avance alemán. Josef sabe que casándose con Lenka, podrán irse juntos a Estados Unidos y alejarse de la guerra e intenta convencer a su amada. Deciden formalizar su relación ante sus familias, quienes están conformes con la unión, pero Lenka le pide a Josef que sólo se casará con él si consigue también papeles para su familia. Apenas hay tiempo para pensar, se casan en una pequeña ceremonia privada hasta que la guerra estalla y Josef embarca con la promesa de reencontrarse unos meses después con ella.
En una ciudad ocupada, en la que te obligan a llevar estrellas de David amarillas por ser judío, tan sólo la correspondencia hubiese sido una ventana por la que asomarse a otra realidad en la que el amor todo lo puede. Pero a Lenka tampoco le queda este consuelo y cuándo los montan en el tren para ir al campo de concentración de Terezín sabe que deberá renunciar a toda esperanza para continuar. Ha perdido a Josef, pues su barco se hundió en alta mar, y tampoco logró retener su semilla. Ya sólo le quedan sus padres y su hermana Marta, por los que tiene que velar ante un destino incierto. Nada más llegar y repartirlos en barracones, gracias a sus capacidades artísticas consigue un trabajo en el que puede seguir usando carboncillos y pinceles. Allí conoce a Ritta, de la que se hace amiga y comparten el deseo de plasmar la dura realidad en los campos. Ambas se juegan la vida por esto, pero es lo único sobre lo que pueden decidir en secreto. En este punto se relatan las duras condiciones a los que eran sometidos los prisioneros de los campos de concentración. Sin embargo, se centra más en la parte humana, por lo que el morbo no es necesario ya que es el propio marco de la historia. Lo que nos deja más espacio para ahondar en las relaciones personales que Lenka hará en su cautiverio. Para cuándo la trasladan al campo de concentración de Auschwitz, ya ha perdido a sus padres y a su hermana. Allí conocerá a Fritta, Haas y Otto, artistas cómo ella que prefieren arriesgar su vida dibujando la realidad que les rodea en la clandestinidad que permanecer obedientes y dóciles hasta su inminente final.
Para cuándo Lenka consigue regresar a Praga corre el año 1945, y ha sobrevivido a un holocausto gracias a su pasión por el Arte, a su pasión por la vida y sobre todo, gracias al recuerdo de ese amor que la alentó en el pasado. Finalmente se casa con Carl, un segundo matrimonio con el que tiene una hija llamada Elisa. Por su parte, Josef también se casó con su segunda mujer, Amaia, a la que no pudo querer de la misma forma que a Lenka, pero con la cual creó su familia actual.
No nos hemos centrado en la historia de Josef. A través de la visión de Lenka ahondamos en la parte histórica de la novela que es la más interesante. Los puntos clave son las descripciones de los sentimientos de ambos, la forma en la que se sienten los amantes durante su idílico romance y después en su recuerdo inamovible en el tiempo y la distancia. Una historia que sin duda nos habla de amor y dolor, una constante en la vida que no atiende a épocas o razones.