Nuevo disco de Lluís Paloma “Patinet”: Els somnis del futur s’escriurAn amb acer!
por Sandro Maciá
Sueños instrumentales desde Tarrasa.
Abramos el melón de lo infra y lo sobrevalorado. ¿No? No. Era coña. Ni melón, ni sandía, ni debate, ni polémica. Bien podría haber sido así y cómodamente podríamos habernos leído hoy a partir de un comienzo basado en hablar de algo que para muchos es indudablemente importante, como la relevancia de las letras en las canciones -ojo, que todo tiene un porqué- y/o de su “infra” o “sobre”valoración como un elemento compositivo más, pero ¿para qué entrar en según qué jardines y dejarnos cegar por dos plantas cuando podemos pararnos a observar el prado en su conjunto sin que el detalle eclipse el paisaje?
Para nada, de verdad. Y a las pruebas me remito en este intento de no hurgar en el manido tema textual, porque si mi palabrería no deja suficientemente claro que, sin desmerecer la propia función de un verso bien traído en cualquier estrofa del mundo -al contrario, es todo un arte esto de juntar palabras cuadradas en compases-, la composición de bellas obras puede pasar por la ausencia de voces y una narrativa basada en la palabra articulada, conozco a alguien que sí les hará entender dicha idea. Alguien que no sólo predica con el ejemplo, sino que lo hace con tal acierto que ni de menos echarán el citado verso. Un compositor, productor e ingeniero de grabación que llega desde tierras catalanas respondiendo al nombre de Lluís Paloma “Patinet” y que respalda precisamente la importancia de la instrumentalidad con su último disco: Els somnis del futur s’escriuran amb acer! (El Mamut Tracut,2020), un trabajo que nos llega de la mano de LMALF (La Música Amanseix Les Feres).
Precedido por varios álbumes publicados online -como son: «Corrupció Automobilística a Liechtenstein» (2004), «Himnes» (2012), «1964» (2015) y «Biedroneczki estan en punts» (2017)- y compuesto, programado, interpretado y mezclado por él mismo, esta nueva entrega instrumental del señor Patinet nace del trabajo macerado durante años, de la búsqueda “del punto exacto” de temas ya concebidos tiempo atrás y de la versatilidad de la reciente creación de tres canciones más actuales.
De ellas, de este trío de recién nacidas, es justo Why do Pools Fall in Love la encargada de marcar la línea de salida de un recorrido elaborado a partir de capas y texturas que amalgaman un conjunto de ritmos, reverbs, líneas de retardo, graves ecualizados y compresión sonora. Una responsabilidad que es intrínseca al hecho de haber sido escogida como single del disco -atención a sus cuerdas, lo latino de su percusión y ese órgano que sucede a las marimbas- pero que no deja a otras composiciones exentas de ser analizadas con lupa, como ocurre con The Safest Plane -sin grandes artificios, puede conseguirse que luzca un buen piano y el sonido envuelva por sí mismo- y Alguien voló sobre un nido cuco -con alegre melodía que se abre paso entre sutiles sonidos-.
Al margen de estos tres “musts”, no menos atractivas resultan las propuestas que el artista ofrece con la estética funk de Dolce Vina (Or Something Like That), la amplitud de los reverbs de Pizza Marinata Blues, la espontaneidad del creciente ¡Ay, Qué Bien, Estoy Mal!, el exotismo de When I run out of money I go for shoes, la densidad de Platanito Frying Time, la intensidad (conpcetual e informativa, sonoramente hablando) de I’m A Woman In My Way, el trabajo tras la potencia de Trouble With Good Byte, el toque armónico de Rowena Goodwin, la revisión (también trabajada) de Can’t Light The Moonfight, la magia de los órganos de Somehow I’m Not A Bee, el halo ochentero de I’m The NBC Peacock, Anyway, y la fuerza imperialista y estructural -por estilo y duración- de This Army Of Mine.
¿Cómo reducir todo esto a la simple dicotomía de la letra ausente o presente? Imposible. Por eso, entreguémonos al disfrute y hagamos nuestro este tracklist de cortes que, desde la mismísima Tarrasa y con una cocción concienzuda en la Unitat Mòbil -estudio del propio Lluís Paloma- nos llevará a un mundo donde no pocas veces sentiremos, además, las reminiscencias a una larga lista de influencias que marcaron al artista, yendo estas desde el minimalismo norteamericano de Steve Reich hasta el flamenco -sí, como suena- más rompedor, como el que nos mostró Camarón con La leyenda del tiempo, sin olvidar el pop-rock y rock (Beatles, Beach Boys, R.E.M, Sonic Youth…) e incluso la música clásica (Claude Debussy, Igor Stravinsky, Charles Ives…).