Un libro de mártires americanos de Joyce Carol Oates.
por Rubén Olivares.
Desde la portada a las primeras páginas, la novela de Oates destila tensión y ansiedad a partes iguales. Este libro es un alegato contra la irracionalidad y el fanatismo disfrazado de entrega religiosa, venenos que emponzoñan nuestra sociedad, una muestra de la maestría narrativa de su autora que, a través de múltiples estilos narrativos, nos introduce en una profunda reflexión sobre el aborto y la pena de muerte, dos cuestiones que generan una violencia extrema entre defensores y detractores que a menudo deriva en sangre derramada que mancha el sentido patriótico de los EE.UU., pero también es una novela que nos muestra la búsqueda de la redención y el perdón de dos familias que quedan, irremediablemente, heridas por un trágico suceso desde el inicio de la novela.
Oates no oculta ninguno de los temas que más le obsesionan de la falsa moral estadounidense, la muerte retratada a través del aborto, la pena capital o la infamia, sin olvidar los conflictos entre padres e hijos, pero también entre esposos, que ponen en duda la idílica imagen de la familia americana media.
Un libro de mártires americanos es una novela en la que sus historias se ramifican como un árbol, a partir del tronco central de la historia principal que hila el resto de vidas paralelas por las que discurrimos a lo largo de la novela. La historia nos permite seguir la trayectoria de dos familias norteamericanas opuestas entre sí que, sin embargo, acabarán íntimamente enfrentadas: la de Luther Dunphy, un fanático cristiano evangélico que cree cumplir con la voluntad de Dios al asesinar a un médico abortista y la de Augustus Voorhees, un médico idealista que dedica su vida a ayudar a las mujeres, a quien Dunphy acaba arrebatando la vida. Tras este asesinato, los destinos de las dos hijas mayores de ambas familias quedarán unidos por un fino hilo; mientras que Dawn Dunphy acaba convirtiéndose en una boxeadora de éxito, emulando a Maggie Fitzgerald de Million dollar baby, Naomi Voorhees se convierte en una documentalista obsesionada con la muerte de su padre y su vida, que dedica su vida a construir la hagiografía de su padre.
Oates desarrolla un alegato brillante contra el fundamentalismo religioso que ciega nuestras mentes y nos envilece, haciendo frente de nuevo a una mal entendida moral religiosa desfrenada que pretende dictar la ética y los valores de la sociedad, desafiando al mismo tiempo el radicalismo laico que los detractores religiosos suelen enfrentar a éste, logrando una visión del problema que, desde la equidistancia, nos presenta a ambas opciones sin tomar partido por ninguna, permitiendo que el lector se adentre en la mente de sus personajes, poniendo de relieve que hasta las acciones más horribles pueden esconder tras de sí cierto lirismo. Lo divino y lo humano se entremezclan a lo largo de esta monumental novela, dando vida al horror de la violencia: la muerte de una pequeña con síndrome de Down que marca al frío Dunphy hasta su muerte, residuos biológicos de prácticas abortistas en la parte trasera de una clínica para mujeres, la incapacidad de continuar ejerciendo de madre por parte de ambas viudas o el fervor religioso de un asesino enfrentado a la visión casi divina de un médico que cree extirpar traumas y dramas íntimos a las mujeres a las que trata.
Un libro de mártires americanos es un retrato descarnado de un sueño americano que se ha convertido en pesadilla en unos EE.UU. polarizado, manchando de sangre de inocentes por parte de fanáticos que creen estar ejerciendo a través de sus acciones la voluntad de Dios o de la sociedad americana, para volver a convertir a su país en un idílico edén que nunca existió. Un excelente retrato de un país que sueña con “volver a ser grande” y revivir el sueño americano, pero que nos muestra que vive en una pesadilla fanática, de extremistas enfrentados entre sí y jaleados, irresponsablemente, por un presidente populista más interesado en sus negocios personales que en su propio país.